Cuando Kasparov llegó a 2.851 puntos
elo, parecía que había establecido una marca imbatible
a la que nadie se podría acercar. Pero con el paso del
tiempo varios jugadores superaron los 2.800 (Kramnik,
Anand, Aronian o el propio Carlsen) y en el horizonte se
podía atisbar que esa marca podría tener los días
contados. Eso sí, el que quisiera sobrepasar esa cifra
tendría que demostrar una superioridad total sobre el
resto... algo que Magnus Carlsen ha está consiguiendo.
La hazaña de Carlsen tiene un gran mérito y ha sido
culminada con su triunfo en Londres, con una gran
actuación (6'5 puntos en 8 partidas). Carlsen ha
demostrado una gran ambición, exprimiendo posiciones
que parecían igualadas, con mucho tesón y sin
desfallecer nunca. Poco queda del brillante juego (a
nivel táctico, que quede claro) que Carlsen mostró en
sus inicios. El noruego se dio cuenta de que había
caminos más rápidos y más seguros para llegar al
triunfo y por eso se hizo más sólido. Hoy en día
juega con una sencillez que me empieza a recordar a
Capablanca y logra triunfos en posiciones donde la
igualdad es más que aparente. El mérito de Carlsen
radica en sus ansias de triunfo, algo que comparte con
otros grandes de la historia, como Fischer y Kasparov.
Parece un tiburón que nada con calma, que no parece
peligroso, pero que cuando decide atacar no suelta a su
presa.
De todas formas, y sin restar mérito a lo logrado por
Carlsen, hay que decir que la puntuación Elo es muy
relativa y depende de muchos factores. La dificultad
para alcanzar altas puntuaciones aumenta según
retrocedamos hacia el pasado. El motivo es sencillo, hoy
en día existen muchos más jugadores con Elo alto que
hace un par de décadas y se organizan un número de
torneos mucho mayor. Y no es que los jugadores actuales
sean mejores, simplemente tienen la posibilidad de
puntuar siendo apenas unos niños, para ello cuentan con
infinidad de torneos y miles de rivales a los que
enfrentarse. Recuerdo que hace algo más de dos décadas
conseguir el primer elo internacional no era tarea
sencilla, en la mayoría de torneos no se cumplían los
requisitos necesarios (por falta de jugadores con rating)
y podían pasar varios torneos hasta que un jugador
joven se hacía con su primer ELO internacional. Ir
engordando ese ELO era una tarea igual de complicada.
Esto ha cambiado, el número de federados es muchos más
alto y un jugador puede disputar torneos todas las
semanas del año si así lo desea.
Si retrocedemos aun más, llegamos a la época de
Fischer, en la que el norteamericano era el gran
dominador.
Nadie puede poner en duda el mérito de la marca de
Fischer. Su carrera fue corta y en aquella época los
ratings no estaban tan inflados como hoy en día, sin
embargo logró acercarse a los 2.800 y dejó a sus
rivales lejos, muy lejos. ¿Qué tiene más merito,
la marca de Carlsen o la de Fischer? Que conste que a mi
me parece que los años 70 son irrepetibles, nunca hubo
tantos jugadores talentosos juntos y aun así Fischer
logró destacar entre ellos. La pregunta tiene difícil
respuesta.
Sea como fuere, Carlsen está erigiéndose como el gran
dominador del ajedrez del siglo XXI, si mantiene esta
ambición creo que el techo de los 3.000 estará a su
alcance... y eso si que será algo histórico y que no
generará ningún tipo de discusión.
Javier
Cordero Fernández
(12
Diciembre 2012) |