No, esta no va a ser la noticia más sorprendente de
la historia del ajedrez, ni tampoco la más espectacular. La lógica ha seguido su curso
y Magnus Carlsen ha culminado su meteórica ascensión
proclamándose campeón del mundo. No lo ha hecho con
brillo, aunque sí con una eficiencia que roza el
comportamiento de una máquina.
No ha sido un campeonato del mundo vistoso, ni una
lucha de las que crean afición. Tengo la sensación de
que ambos jugadores llegaron con grandes dudas y un
excesivo respeto al rival, lo que se tradujo en varias
partidas anodinas en las que ninguno de los dos estaba
dispuesto a asumir ningún riesgo. No sé hasta
donde hubiese llegado este ajedrez de amagos y poca
pelea, pero en la quinta partida (otra vez en una
posición tranquila donde no estaba pasando gran cosa) Anand
tomó una decisión arriesgada: entregar un
peón en un final de igualdad sin un propósito claro, el cual le costó caro a largo plazo
tras un par de errores. Carlsen tenía una victoria sin
haber hecho demasiado, sólo aguantar en posiciones no
muy complicadas de jugar para un Gran Maestro... y la
historia se volvió a repetir en la partida siguiente,
con el mismo guión y el mismo resultado.
Incomprensiblemente las partidas 5, 6 y 7 habían sido
muy parecidas: medio juego sencillo, final igualado y no
muy complicado para un jugador de élite y entrega de
peón de Anand fuera de guión y cuyo objetivo no queda
muy claro: el resultado fue que el match se puso 4-2 a
favor de Carlsen, un marcador muy complicado de remontar
que hundió al campeón del mundo.
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6'5
-
3'5 |
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1
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2
|
3
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4
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5
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6
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7
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8
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9
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10
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Total
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Carlsen
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½
|
½
|
½
|
½
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1
|
1
|
½
|
½
|
1
|
½
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6.5
|
Anand
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½
|
½
|
½
|
½
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0
|
0
|
½
|
½
|
0
|
½
|
3.5
|
Realmente me quedan pocas dudas: Anand equivocó por
completo su estrategia en este match. En este último
año Carlsen ha triunfado en varios torneos ganando
finales igualados en los que decidió seguir jugando y
apretando, para finalmente terminar
obteniendo la victoria de forma laboriosa (como su
partida ante Karjakin en Wijk aan Zee, un trabajo
sorprendente). Anand lo sabía y de todos modos ha permitido que todas las partidas desembocasen en finales
de este tipo, con un medio juego sin la más mínima
tensión que pusiese a prueba a su rival. En el ajedrez el aspecto psicológico es
fundamental. Creo que el torneo de Candidatos tuvo que
dejar secuelas y muchas dudas en Magnus Carlsen, en el
momento cumbre del torneo falló estrepitosamente en una
lucha táctica contra Svidler y sólo Ivanchuk le salvó
de milagro tras derrotar a Kramnik. Tal vez Anand
debería haber probado el estado anímico de Carlsen
durante las primeras rondas planteando alguna lucha
complicada en el medio juego y no haber esperado a la
novena partida cuando Carlsen ya se encontraba tranquilo
y menos presionado con sus 2 puntos de ventaja. La
sensación que flota en el aire es que un Anand
absolutamente falto de confianza y acomplejado ante el
aspirante regaló dos puntos de ventaja. Carlsen se
limitó a aprovechar el regalo y a vivir tranquilo cada
partida hasta que se entraba en el final, terreno donde es un
virtuoso o más bien parece el módulo de un programa:
infalible, transformándose en un muro insalvable.
Porque no fue hasta la novena partida cuando se pudo ver
una partida entretenida: Anand decidió que era el
momento de arriesgar (tampoco le quedaban más opciones)
y planteó una aguda lucha, con avalancha de peones incluida.
Carlsen parecía peor, con sus piezas mal coordinadas y
los peones enemigos cerca de su enroque... pero de
repente empezó a realizar las jugadas más adecuadas y
pareció que podría contener el ataque. Finalmente
Anand cometió un error que probablemente entrará en la
historia del ajedrez y será recordado por mucho tiempo,
para terminar perdiendo la partida y dejar el match
sentenciado. En la siguiente partida Vishy peleó,
aunque con negras poco pudo hacer ante la solidez de
Magnus, que logró el empate que necesitaba y se
proclamó nuevo CAMPEÓN DEL MUNDO.
Este ha sido un Mundial decepcionante de cara al
aficionado. Apenas ha habido juego ni lucha, lo cual ha
sido justificado catalogándolo de aparente lucha
psicológica. Pero, ¿qué hubiese ocurrido si Anand
hubiese jugado los finales con normalidad? ¿Hubiésemos
llegado al desempate con 12 empates anodinos? El nuevo
campeón no ha mostrado demasiado, ha permanecido
escondido dentro de su caparazón demostrando una
capacidad de aguante realmente admirable... aunque
parece poco bagaje para un jugador que busca estar junto
a los más grandes de la historia del ajedrez, sus
predecesores mostraron más espíritu e intención de
lograr el título de forma incontestable y no de
cualquier manera. Como reliquias del pasado contemplamos
las apasionantes luchas entre Steinitz y Chigorin o
Alekhine y Capablanca, o las más recientes entre Tahl y
Botvinnik o Fischer y Spassky, tiempos donde no sólo
importaba el resultado, sino la manera de conseguirlo (y
no hablo de utilizar un estilo táctico, sino de
convertir cada partida en una batalla, de desgastar al
rival y de imponerte en las condiciones más adversas). Sea como
fuere, Carlsen ha logrado su objetivo y ha entrado en la
historia del ajedrez con sólo 22 años.
El
triunfo de una máquina infalible
Sin errores, sin fisuras, haciendo que el ajedrez
parezca fácil, ese es Magnus Carlsen. Hace unos años
era un adolescente que parecía no tener techo y hoy es
un joven que ha confirmado todas las grandes
expectativas que había levantado. Carlsen es un
triunfador. La característica más destacable de su
personalidad es sus ansias de victoria, busca imponerse
en posiciones donde otros sólo ven un estéril desierto,
demostrando que tiene algo más que sus rivales, aunque
resulte difícil catalogar que es 'ese algo'.
La relación de Magnus Carlsen con el ajedrez parece
idílica, cumpliendo los plazos de forma ordenada el
noruego ha alcanzado la escarpada cima del ajedrez de
forma rápida e imparable. Carlsen parecía destinado a
lograrlo desde que hizo su aparición como niño
prodigio sorprendiendo a todo el que le veía jugar.
Magnus dio muestras de genialidad desde niño: con 2
años era capaz de hacer puzzles de 50 piezas y con
sólo 5 era capaz de recordar los datos (bandera,
capital, nº de habitantes y extensión) de todos los
países del mundo. Carlsen podría haber sido lo que
hubiese deseado en esta vida, su mente privilegiada le
hubiese permitido destacar en diversos campos, aunque
decidió decantarse por el ajedrez, deporte en el que
puede marcar una época.
Carlsen tiene un talento desbordante para jugar al
ajedrez. Quién sólo se haya fijado en su juego durante
los últimos años tendrá una idea equivocada de su
capacidad, pudiendo creer que es un jugador frío y
posicional, incapaz de ser creativo. Sin embargo la
realidad es bien distinta, Carlsen también es un
virtuoso en posiciones tácticas, tal como demostró
durante su adolescencia jugando partidas realmente
brillantes que atrajeron todos los focos sobre su persona.
Carlsen logró una gran cantidad de victorias espectaculares,
aunque también sufrió un buen número de dolorosas
derrotas, lo que le hizo recapacitar y buscar un estilo
de juego más sólido y efectivo... los resultados están a la
vista, Carlsen se ha convertido en un jugador muy
complicado de derrotar, un alto muro que parece
infranqueable y que acompleja a la mayoría de sus
rivales directos . El futuro es suyo, de eso no cabe
duda.
Quiero finalizar este apartado recordando algunas
partidas del Carlsen adolescente, las cuales nos
servirán para comprender la dimensión real del nuevo
campeón del mundo:
El
fin de un largo ciclo
'Vishy'
Anand en los primeros años de su larga carrera
Anand dio muestras de una bajada en su rendimiento
durante el match contra Gelfand, incluso de una pérdida
de confianza en sus posibilidades. Sin duda, no exhibió
la fuerza mostrada en su contundente victoria ante el
siempre complicado Vladimir Kramnik. Y estas dudas
parece que no dejaron de revolotear alrededor de su
cabeza en Chennai, donde no ha intentado desplegar su
ajedrez por temor a ser aplastado por el enorme muro que
tenía enfrente. Es el fin de su época, su tiempo
parece haber pasado y es realmente complicado que vuelva
a pelear por la corona mundial. Tanto tiempo en la cima
tiene que suponer un enorme desgaste mental y Anand no
ha parecido estar cómodo en todo el match, tal vez
sintiendo la presión de jugar en su país y tener un
rival demasiado sólido enfrente.
Esta derrota poco honrosa no debe ensombrecer la
trayectoria de Anand. En su bagaje quedan sus 5 triunfos
en el Campeonato del mundo, numerosos primeros puestos
en los más prestigiosos torneos, su amabilidad con
rivales, medios y aficionados y una modestia que le ha
granjeado el respeto y la simpatía de todo el mundo del
ajedrez. Vishy ha hecho más grande este deporte fuera y
dentro del tablero y debe ser recordado con toda la
admiración que merece... quien sabe si aun nos reserva
un canto del cisne que le vuelva a colocar en la primera
plana mundial, lo que agradaría a muchas personas
Muchas
dudas flotando en el aire
Me vienen a la mente muchos interrogantes una vez
finalizado el campeonato. El primero es referente al
rendimiento de Magnus Carlsen. Vista su brillantez, sus
precoces récords y sus espectaculares resultados, se
esperaba que lograse la corona de otra forma, mostrando
todo el ajedrez que lleva dentro. Sin embargo, hemos
visto un jugador que se ha dedicado a esperar el error
del rival, que no ha arriesgado nada y al que han puesto
el título en bandeja. ¿Qué ocurrirá en el próximo
Campeonato del mundo?, creo que Carlsen tendrá que
demostrar mucho más si quiere retener su corona, sea
quien sea su retador. Obtener un título mundial es
extraordinario, la forma en que lo ha logrado no lo es
tanto.
Otro interrogante, aun mayor, llegará con la celebración
del ciclo de candidatos. No se atisba en el horizonte la
figura de ningún jugador dominante que pueda catalogarse
como favorito. Las jóvenes promesas (Aronian,
Karjakin, Caruana) parecen acomplejadas ante la vieja
guardia (Kramnik, Gelfand, Ivanchuk, Topalov), por lo
que el próximo torneo de candidatos se presenta más
abierto que nunca y con unos interrogantes que nadie
puede resolver. Creo que este es el momento de Levon
Aronian, aunque durante este último año ha mostrado
debilidades que antes no habían hecho aparición. Un
match Carlsen - Aronian podría ser muy interesante y
atractivo, incluso mediático, aunque no es sencillo que se pueda dar.
El interrogante más grande que queda tras el Mundial es
la viabilidad del ajedrez moderno como espectáculo.
Este aspecto ha sido muy debatido durante estos días.
Los resultadistas opinan que el fin justifica los medios
y que los Grandes Maestros no están para divertir al
aficionado... y realmente eso no es cierto. Los deportes
de élite se crearon para divertir a las personas, muchos
de ellos se han ido reinventando buscando primar el
espectáculo y todos tienen algo en común: la lucha por
la victoria. El ajedrez es el único deporte que conozco
donde pueden pasar varias partidas sin que nadie
arriesgue, sin que ocurra nada, sin que ninguno de los
contendientes haga el más mínimo amago de perseguir el
triunfo... ¿es esto deporte?, ¿no es criticable esta
falta de actitud?, si esto ocurriera en otra
disciplina se formaría un escándalo y el publico abandonaría
el estadio para no regresar. Entiendo que tomar riesgos
en el ajedrez de hoy en día resulta complicado, existe
más temor a lo que el rival (ayudado con los programas
más sofisticados del mercado) haya podido preparar que
confianza en el propio juego... y es que el ajedrez ha
cambiado mucho en este aspecto. Décadas atrás las
novedades encontradas por un Gran Maestro podían estar
equivocadas o no, y se podían rebatir durante la
partida, por lo que el riesgo era ciertamente menor.
Ahora las novedades son implacables, ya que están
certificadas por un ser sin alma que no comete errores y
que responde a los sonoros nombres de Fritz, Rybka o
Houdini. Esto genera un gran temor, ya que si el maestro
cae en una de esas preparaciones caseras no hay
salvación posible, está condenado, por lo que las
partidas importantes se han convertido en una búsqueda
de posiciones tranquilas donde no puedan darse golpes
inesperados y todo esté bajo control... lo que muchas
veces degenera en un juego anodino que
nunca podrá atraer a los aficionados, lo que impedirá
que el ajedrez pueda seguir creciendo como merece. La
solución no es sencilla, en acontecimientos de este
tipo hay mucho en juego y no importa el modo de
conseguir el éxito. Cada vez queda más claro que el
ajedrez debe reinventarse o corre el riesgo de
transformarse en un producto artificial donde el talento
cada vez importe menos... no en vano, ese es el camino
que está tomando la propia sociedad y el ajedrez
simplemente camina a su lado.
Javier
Cordero Fernández
(22
Noviembre 2013)
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