Parece que la FIDE no termina de acertar con el rumbo
que desea imprimir al ajedrez actual. Sin duda la
competición más importante es el campeonato del mundo,
y lo lleva siendo desde hace más de un siglo. Por eso,
se debería haber puesto más cuidado a la hora de
organizarlo, porque ya son muchos años en los que este
campeonato se ha desprestigiado paulatinamente.
Como ya comenté con anterioridad, me parece un acierto
haber vuelto a la fórmula del ciclo de candidatos.
Parece la forma más justa de llegar a lo más alto del
ajedrez, lo cual sólo se puede lograr con mucho trabajo
y mucha lucha. Así lo lograron todos los grandes, como
Tahl, Petrosian, Spassky o Fischer. El error ha llegado
a la hora de elegir el formato. Los matches individuales
han funcionado en el pasado, por lo que lo podemos
considerar un acierto. El primer problema llega con el
detalle de que los matches son cortos, sólo 4 partidas
a ritmo clásico, lo que hace que no haya demasiado
margen de reacción ante una derrota. El segundo
problema son los desempates a partidas rápidas.
¿Alguien cree que es justo decidir quien va a jugar la
final de un campeonato del mundo en partidas a ritmo
blitz?
Lo que se ha conseguido con este sistema es que nadie
arriesgue en las partidas lentas, un error te deja casi
fuera, por lo que casi todos los participantes parece
que prefieren jugarse el todo por el todo con el reloj
como juez. En el Campeonato de España ya hemos
comprobado lo desacertado de este sistema, las partidas
suelen ser carentes de lucha y emoción, cualidades que
siempre caracterizaron al ajedrez y que hoy en día se
está consiguiendo que sólo sean un recuerdo. Por
supuesto, hemos visto muchas partidas que han finalizado
en tablas, varias de ellas en pocas jugadas y sin
ningún atisbo de lucha... no creo que ese es el rumbo
que debe seguir el ajedrez.
Vivimos tiempos donde la mayoría de jugadores son
expertos en ritmos rápidos, lo que les empuja a buscar
el pase a la siguiente ronda en las partidas rápidas.
Bien, esto puede parecer más emocionante, pero resulta
absurdo, el ajedrez de verdad se juega con el cálculo
de decenas de variantes, de planes a largo plazo y de la
lucha por ser el mejor. Dilucidar quien es el mejor en
partidas blitz es una burla al ajedrez, puede ser una
fórmula válida para decidir el ganador de algún
torneo, pero parece no servir para una competición de
tanta importancia. No olvidemos que la final del
campeonato del mundo se disputa en un match donde sólo
se juegan partidas lentas, por lo que no parece acertado
jugarse el pase a esa final en partidas llenas de
errores (propiciados por los apuros de tiempo) donde
triunfa el que domina mejor sus nervios.
Uno no puede dejar de recordar torneos de candidatos
memorables, repletos de lucha, emoción y partidas
brillantes. Basten los ejemplos del torneo del
año 59,
donde Tahl venció con autoridad ante una competencia
sensacional, o el de 1970, donde Fischer fue eliminando
a un rival tras otro con resultados insultantes: 6-0 a
Taimanov, 6-0 a Larsen y 6'5-2'5 a Petrosian.
Por el momento Grischuk y Gelfand se han plantado en la
final dejando a los grandes favoritos en la cuneta. De
ellos dos saldrá el jugador que rete a Anand.
¿Estarán preparados para enfrentarse al campeón del
mundo?
Javier
Cordero Fernández
(17
Mayo 2011)
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