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La danza hipnótica de los caballos

Caballos

Morozevich, Alexander - Topalov, Veselin

Montecarlo 2004

1.e4 c5 2.Cf3 d6 3.d4 cxd4 4.Cxd4 Cf6 5.Cc3 a6 6.Ae3 e5 7.Cb3 Ae6 8.Dd2 b5 9.0–0–0 Cbd7 10.f4 Ae7 11.Rb1 Tc8 12.f5 Ac4 13.g4 Cxg4 14.Tg1 Cxe3 15.Dxe3 g6 16.Axc4 bxc4 17.Cd2 Cf6 18.Dh3 Dd7 19.Cf1 gxf5 20.Ce3 Cxe4 21.Ccd5 Cf2 22.Dh5 Cxd1 23.Txd1 Tc5 24.Cxe7 Dxe7 25.Cxf5 e4 26.Cg7+ Rf8 27.Dh6 De5 28.Cf5+ Re8 29.Cxd6+ Re7 30.Cf5+ Re8 31.Dg5 Dc7 32.Cg7+ 1–0

Después de 21...Cf2

 

            Morozevich siempre ha sido un jugador original, capaz de crear en su mente jugadas que a los demás les pasan desapercibidas. Un jugador especial que a día de hoy casi ha desaparecido de los torneos de élite, ha bajado decenas de puestos en el ranking FIDE y que parece estar hastiado del ajedrez. Su historia recuerda a la de otro jugador talentoso: Valery Salov, que de repente dejó de competir y nada más se supo de él. Nada se concoe de los motivos por los que Morozevich apenas participa en torneos, pero puede que esté harto de competir en un mundo que no comprende, demasiado encorsetado por el elo y los resultados, y donde ya no se divierte.

           Las largas ausencias de Morozevich representan una gran pérdida para el ajedrez, no hay muchos jugadores capaces de producir destellos dentro de un tablero y menos en unos tiempos donde el juego del ser humano se parece cada vez más al de una computadora. Y lo que es peor, parece que esta tendencia no va a cambiar e irá en aumento. Hoy en día hasta los más pequeños utilizan los programas para entrenar, lo que consigue que se pierdan ciertas cualidades importantísimas (como la intuición y la imaginación).

            En esta partida Morozevich nos muestra su originalidad. Entrega la calidad para aprovechar que sus caballos se encuentran en perfecta conexión y, aunque la partida parece muy cuesta arriba, sus piezas son muy activas lo que el servirá para aprovechar a la perfección que el rey negro no está enrocado. La danza de los caballos blancos dejó hipnotizado a Topalov, que sólo pudo asistir, como un espectados más, a los movimientos ágiles y elásticos de estas singulares piezas.

 

 

 

 

 

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