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Ajedrez en prisión

Caricatura de un hombre encerrado en una celda, sentado, con la cabeza entre las manos y con un halo de luz que entra entre las rejas

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

          No todas las historias relacionadas con el ajedrez tratan sobre belleza, proezas o grandes gestas. Claude Bloodgood es un mudo testigo de este hecho. Y es que la historia de nuestro protagonista puede llegar a generar odio y repulsa, aunque el ajedrez esté permanentemente presente en ella.

          Claude Bloodgoog era un ajedrecista estadounidense que competía a nivel estatal y que logró hacerlo a un buen nivel, logrando varios triunfos en torneos de Virginia. También disputaba un gran número de partidas por correspondencia, que por aquel entonces estaban en boga ante la imposibilidad de recibir ayuda de los flojos programas que se comercializaban (que más bien entorpecían). Hasta aquí parece que estamos conociendo la vida de uno de los miles de apasionados por el ajedrez que existen dispersos por las ciudades de todo el mundo... sin embargo, algo le diferenciaba del resto: su mente criminal.

          Bloodgood vivía a menudo al margen de la ley, lo que le llevó en varias ocasiones a la cárcel por distintos delitos, como robo o falsedad documental. Sus idas y venidas a prisión se volvieron de dirección única (ida) en 1968, cuando Bloodgood cruzó todo límite permisible al asesinar a su madre. Las pruebas fueron tan claras que fue detenido y condenado a muerte con gran rapidez (silla eléctrica). Lo que no fue tan rápido fue la ejecución de la sentencia, que se fue demorando con el paso de los años y finalmente fue conmutada por cadena perpetua.

Claude Bloodgood durante su juventud

         Bloodgood no abandonó su afición al ajedrez a pesar de encontrarse en la cárcel. En 1970 comenzó una febril actividad en el tablero, disputando más de 2000 partidas por correspondencia a la vez. Las sacas de correos llegaban a la prisión sin cesar, algo totalmente permitido por la ley. Pero la situación cambió tras un intento de fuga de Bloodgood, el cual fracasó y tuvo consecuencias: la estricta prohibición de disputar partidas de ajedrez con personas del exterior de la prisión. 

         Entre rejas, privado de libertad, Bloodgood sólo tenía el ajedrez, por lo que siguió jugando partidas con otros presos. También comenzó a organizar distintos torneos en la cárcel, en los que incluso participaban algunos presos que estaban federados. En la década de los 90, en un espacio de 6 años, disputó más de 3000 partidas. Esta gran actividad tenía un propósito oculto: inflar su ELO de forma desmedida. El plan salió a la perfección, ya que su rating ascendió hasta 2702, estando sólo por detrás de Gata Kamsky en Estados Unidos. Por ley se había ganado el derecho a participar en el Campeonato de Estados Unidos absoluto e incluso acudir a unas futuras Olimpiadas. La Federación estadounidense, tras debatirlo ampliamente, le negó este derecho y cambió su reglamento para que no se volviese a dar un caso similar.

         La convulsa historia de Claude Bloodgood llegó a su fin el 4 de Agosto de 2001, al fallecer tras no poder superar un cáncer. Hasta el último momento estuvo jugando al ajedrez, ya que falleció tras finalizar una partida correspondiente al Campeonato de Estados Unidos por correspondencia. A continuación pueden ver dos partidas del psicópata que se vio irremediablemente atraído por el ajedrez:

Javier Cordero Fernández

(19 Agosto 2012)

 

Bloodgood - Lundy,  Delaware  1972

Bloodgood - Stroemer,  VAPEN  1972

(VER)

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