En los deportes más físicos el talento es muy útil,
pero sólo hasta ciertas edades, ya que debe ir
complementado de un buen estado de forma para poder
desarrollarse. Sin embargo, en el ajedrez los jugadores
talentosos pueden seguir ampliando sus carreras durante
muchos años, en ocasiones durante toda su vida; sólo
necesitan una cualidad: ilusión. Ese es el caso de Juan Manuel
Bellón, que a sus 66 años sigue activo en el tablero
con una energía propia de un joven que está
empezando.
Juan Manuel Bellón López nació el 8 de Mayo de 1950,
en Valencia (España).
Lejos parecen quedar sus inicios en el ajedrez, que
conoció a los 7 años de mano de su madre y
observando como jugaban sus hermanos mayores, José
María y Fernando, que también serían ajedrecistas
años después. Comenzó a destacar durante su etapa
escolar y tal vez fue en ese momento cuando se dio
cuenta de que el ajedrez no iba a ser un mero
entretenimiento en su vida: sería su pasión y su
profesión.
Los éxitos no se hicieron esperar, en sendas sesiones
de simultáneas logró derrotar a dos mitos del ajedrez:
Boris Spassky y Bent Larsen, fueron sus primeros
triunfos ante un Gran Maestro... luego vendrían muchos
más. En 1968 consiguió el triunfo en el campeonato de España
juvenil, éxito que repetiría en 1969, año en que
irrumpió como un huracán en el ajedrez nacional al
lograr también el título absoluto sin perder ninguna
partida y superando con claridad a los grandes
favoritos: Pomar, Medina y Torán. En esa época
todavía no era jugador profesional, continuaba con sus
estudios de bachiller y por las mañanas trabajaba en
una oficina.
Realmente su ascensión fue meteórica. En 1971 repitió
título de campeón de España en la primera
edición que se organizaba mediante el sistema suizo y
lo hizo con un dominio abrumador: 9'5 puntos en 10
partidas (Bellón consiguió el título nacional en
otras 3 ocasiones. 1974, 1977 y 1982). No sólo sus
resultados llamaban la atención, su juego, brillante y
en ocasiones alocado, le dio gran fama, lo que le
sirvió para ser invitado a los torneos nacionales de
más importancia. Y es que en su estilo siempre se puede
apreciar un toque de improvisación y muchas ganas de
complicar la posición sin importar los riesgos que
haya que asumir, orientándose en el caos a golpe de
jugadas brillantes y ocurrentes... que no siempre le han
conducido a la victoria, aunque dejan el poso de encontrarnos
ante un jugador diferente (el propio Bellón lo define
perfectamente: "Siempre
me ha gustado la creatividad, pero siendo consciente de
que cuando creas algo nuevo puedes equivocarte").
Esta forma de jugar puede resultar chocante si se tiene
en cuenta la forma de ser de Bellón, ya que, según el escritor
y jugador Pablo Morán, fuera del tablero era tranquilo, amable y sosegado, una especie de
Dóctor Jeckyll y Mr. Hyde (como el caso de Frederick
Yates, pero a la inversa) que no abunda en el mundo del
ajedrez, ya que la forma de jugar suele ser la
prolongación del carácter del ajedrecista. Esta forma
de plantear las partidas le ha hecho caer en apuros de tiempo en muchas
ocasiones, lo que ha dificultado la tarea de dotar
de consistencia a su trayectoria. Veamos algunas
muestras del talento táctico que ya se podía
vislumbrar en sus inicios:
En esta época ya daba muestras de estar respaldado por
una gran preparación teórica, ya que, como el mismo
reconoció, leía todas las publicaciones
ajedrecísticas que llegaban a sus manos. A pesar de su
juventud, su determinación para ser ajedrecista
profesional, y no precisamente uno cualquiera, era más
que evidente: en promedio durante cada mes del año,
pasaba sólo 10 días en su hogar, que aprovechaba para
prepararse, y el resto se encontraba frente al tablero
compitiendo.
No eran tiempos sencillos para ser ajedrecista en
España, de hecho pocos se aventuraban por un camino tan
mal asfaltado: pocos torneos, pocas ayudas y pocos
premios alejaban de los tableros a jugadores talentosos,
ni siquiera Arturo Pomar pudo ser jugador profesional.
Los más osados sabían que por delante tendrían mucho
sacrificio y la necesidad imperiosa de lograr los
títulos de MI y GM, que por aquel entonces eran más
complicados de conseguir que en la actualidad. Bellón
logró el de Maestro Internacional en 1974, gracias a su
buena actuación en el torneo de Orense por la que le
fue concedida su tercera norma. Ese año ya era el
segundo jugador español con más Elo, 2.475, sólo
superado por Díez del Corral.
Sin embargo, el huracán no siempre soplaba con la misma
fuerza. Desde el comienzo de su carrera una cualidad
acompañó a Bellón y jamás le abandonó: la
irregularidad, rasgo común a casi todos los jugadores
tácticos. Sólo el propio jugador puede atisbar las
causas que motivan una trayectoria irregular, aunque en
el caso de Bellón se habló de su excesiva actividad en
el tablero, tanto en número de torneos como en
intensidad aplicada en cada partida, lo cual le generaba
un enorme desgaste. Evidentemente, hay otro símbolo que
sumar a la fórmula: quien corre riesgos en sus partidas
se encontrará con derrotas que en ocasiones podrán
parecer inesperadas... aunque también tendrá la
posibilidad de crear belleza, envidiable cualidad de la
que gozan los artistas. Los jugadores
posicionales tienen menos dificultades para sobreponerse
a los baches de juego: no tienen más que parapetarse en
las trincheras y buscar empates tranquilos, esperando
recuperar las sensaciones poco a poco; sin embargo, el
jugador táctico se suele enredar en sus crisis, continúa con sus planes arriesgados pero la confianza no
es la misma, por lo que las derrotas se pueden encadenar
una detrás de otra.
Las puertas de los torneos internacionales se abrían
con "la llave" de Gran Maestro, titulo que
sólo ostentaban dos jugadores españoles en aquélla época: Arturo Pomar y Jesús Díez del Corral. Bellón
comenzó a atisbar el título tras la primera norma que
consiguió gracias a su triunfo en Lanzarote
(1975),
lanzándose en tromba a por la segunda en el torneo de
Cirella (Italia, 1977), una de sus
primeras apariciones a nivel internacional, donde
mostró una gran regularidad. La ansiada 3ª norma, y por ende
el título, llegaría una año después en el Torneo
Costa del Sol, donde Bellón logró el
triunfo con
brillantez. En ese mismo año tuvo la que tal vez ha sido
su actuación más sobresaliente: su segundo puesto en Montilla
1978, logrado ante una competencia
realmente dura.
El prestigio de Bellón traspasó las fronteras
españolas y viajó varios miles de kilómetros: en 1977
el prometedor Gran Maestro Henrique Mecking, que
aspiraba a la corona mundial, decidió contratarle como
analista durante su match contra Polugaevsky. La
experiencia fue beneficiosa y surrealista a partes
iguales. Bellón sacó provecho de los análisis del
equipo de Mecking, un trabajo de primer nivel, pero tuvo
que convivir con una persona excéntrica al máximo.
Mecking desconfiaba de los soviéticos y mantenía la
habitación de su hotel en penumbra (para evitar que les
espiaran desde otros edificios) y cerrada a cal y
canto, incluso cuando analizaban. Hacía que sus
ayudantes se cambiaran de habitación continuamente por
miedo a micrófonos ocultos y se aprendía de memoria
los análisis de su equipo para después destruirlos.
Vivió el match en una especie de paranoia permanente,
un clima nada apropiado para jugar al ajedrez...
evidentemente, perdió.
Con el título de Gran Maestro en su poder, las
invitaciones a torneos llegaron con más fluidez y
Bellón comenzó una frenética actividad en el tablero
participando en numerosas competiciones, visitando
distintos países europeos. Sin embargo, sus resultados
no estuvieron a la altura de las expectativas, sobre
todo cuando el certamen tenía carácter internacional.
La explicación a este bajón en su juego se puede
explicar en la tensa actividad a la que se sometió a
sí mismo, con constantes viajes que le llevaban de un
lugar a otro, realizando miles de kilómetros en pos del
siguiente torneo. Estas bajadas de rendimiento son muy
comunes cuando se logra el título de GM, conseguirlo cuesta un gran esfuerzo y tras
hacerlo suele haber
un relajamiento por parte del jugador a la espera de
reordenarse y buscar nuevos objetivos por los que luchar.
Bellón contaba con el respeto del ajedrez
español, por lo que desde su irrupción en los torneos
nacionales fue convocado para formar parte de la
selección española en distintas competiciones, como
las Olimpiadas, la Copa Clare Benedict o Campeonatos de
Europa. Por su importancia, es necesario repasar su
trayectoria en las Olimpiadas, en las que participó
durante 10
ediciones consecutivas más la de Manila 1992: Bellón
en las Olimpiadas. Precisamente,
durante unas Olimpiadas, las de Buenos Aires 1978,
vivió una situación que marcaría su carrera. Bellón
llegó a la última ronda aspirando a la medalla de oro
en el cuarto tablero, logro de gran prestigio. Sin
embargo, decidió no arriesgar pensando que unas tablas
le servirían para asegurar el primer puesto, ofreciendo
el empate a su rival. Finalmente, se tuvo que conformar
con la medalla de plata al ser superado por el filipino
Glenn Bordonada. Desde ese día decidió no volver a
ofrecer tablas a ningún rival, promesa que ha cumplido
a rajatabla durante más de 30 años.
De este modo llegaron los años 80, viaje que realizó con su inseparable irregularidad
bien guardada en la maleta. Bellón transitó por este camino
dando la
impresión de estar estancado, sin dar otro salto que le
permitiese subir un escalón más. Los triunfos
siguieron llegando, pero no de una forma constante,
siempre intercalados con actuaciones flojas, como si
estuviese circulando por una montaña rusa llena de
subidas y bajadas. Por ejemplo, como ya sabemos, fue campeón de
España en 1982, pero en la edición siguiente
sólo consiguió finalizar en 11ª posición con un
discreto 6'5 de 16. Con estos ingredientes, otros
jugadores españoles, como los jóvenes Illescas y
Romero, fueron surgiendo y superando a Bellón, que poco
a poco se vio desplazado. Podéis consultar la amplia
trayectoria de Juan Manuel Bellón en los siguientes
enlaces: Palmarés
de 1967 a 1988 y Palmarés
de 1989 a 2016.
En esa época Bellón, bajo el mandato de Román Torán,
comenzó su labor como entrenador de la selección española
femenina y como director del ajedrez femenino
nacional. Fueron tiempos convulsos, la gestión de
Román Torán fue muy criticada por determinados
sectores, encabezados por el jugador e historiador
Ricardo Calvo. Las revistas de ajedrez se convirtieron
en el medio a través del cual se lanzaban acusaciones
sin fin, lo que se convirtió en una lucha de poder
encarnizada donde todos querían tomar parte. Bellón,
posicionado del lado de Torán, mantuvo varias
polémicas con algunos rivales.
Con el cambio de década el panorama no varió para
nuestro protagonista: siguió alternando actuaciones
discretas con brillantes
fogonazos, como su actuación en el fortísimo Open de
Berna de 1995, en el que finalizó empatado con el
ganador final (ante un gran número de GM's entre los
que destacaban Tukmakov, Hodgson y Beliavsky) o su triunfo en el Memorial
Guillermo García. Los años iban transcurriendo y
la fuerza se iba agotando, aunque Bellón siguió
manteniendo una gran actividad en el tablero y supo
conservar su aguerrido estilo de juego, siempre en busca
de encontrar nuevos caminos en sus partidas. Las
invitaciones a torneos importantes empezaron a escasear,
por lo que Bellón tuvo que recurrir a los torneos
abiertos, competiciones donde la competencia era feroz y
los premios poco numerosos para tantos maestros
participantes. En esa época empezó a competir en
campeonatos por equipos de otros países, como Suecia,
Francia, Alemania o Portugal (que ganó en una ocasión), como ya había hecho durante tantos años en
España. Llegados a este punto es interesante hacer un
repaso a su exitosa trayectoria en el Campeonato de
España por equipos, repleta de triunfos y medallas:
Campeonato de España de clubes.
Camino
de Estocolmo
Román Torán dejó de ser presidente de la FEDA en el
año 2000, siendo sustituido por Francisco Javier Ochoa.
Bellón jamás mantuvo buenas relaciones con el nuevo
presidente y fue destituido de su puesto en la selección
femenina española. Sus desavenencias con Ochoa son de
sobra conocidas y llegaron a tal extremo que Bellón
decidió abandonar España ante la falta de
oportunidades para seguir desarrollando su carrera,
situación de la que culpó a la FEDA, encabezada por
Ochoa, a la que acusó de estar realizando una
persecución sobre su persona.
Bellón buscó refugio en Estocolmo, lo cual no es de
extrañar ya que está casado con la GM sueca Pia Cramling
(una de las jugadoras más destacadas del mundo desde
hace décadas. Por cierto, cuando ambos coinciden en un torneo
siempre firman tablas... designios del amor). Ambos tienen una hija en común, Anna,
que parece que está siguiendo los pasos de sus padres
en el ajedrez.
De hecho, los 3 suelen participar en muchos torneos
juntos, casi siempre en tierras suecas. Para completar
su información personal, añadir que Juan Manuel tiene
otro hijo de su primer matrimonio: Javier Bellón
Fernández, nacido en 1980, que también es jugador de
ajedrez con Elo FIDE.
Pia
Cramling, esposa de Juan Manuel
En la actualidad sigue jugando torneos a sus 66 años,
dando alguna lección de como jugar al ajedrez de forma
brillante, pero sin lograr los resultados destacados de
antaño (aunque sigue dejando récords que superar, como
vencer en todos los campeonatos de España de veteranos
en que ha competido, un total de 5). Veamos un par de
partidas que demuestran que su 'capacidad incendiaria'
no ha decaído con el paso del tiempo:
Se
mantiene muy activo en las redes sociales, donde se
muestra muy crítico con la gestión de Ochoa y en
ocasiones con el ajedrez actual, atacando las excesivas
tablas que se dan en los torneos y la actitud poco osada de muchos GM en
sus partidas. Su tensa relación con la FEDA terminó
por explotar a finales de Agosto de 2017, cuando Juan
Manuel tomó la difícil decisión de renunciar a jugar
bajo bandera española para pasar a hacerlo bajo la
bandera de Suecia (realmente no renuncia a su
nacionalidad española, sólo pasa a ser jugador de la
Federación sueca). La noticia no deja de ser triste,
Bellón llevaba más de 50 años jugando al ajedrez,
siempre mostrándose orgulloso de hacerlo representando
a su país, logrando muchos éxitos y jugando partidas
excepcionales... todas las que juegue a partir de ahora
serán cosecha sueca, al menos sobre el papel, porque no
creo que el ajedrez entienda de fronteras y el
aficionado español seguirá sintiéndose identificado
con Bellón y su original forma de jugar (de todos
modos, poco parece cambiar su situación con esta
decisión, ya que Bellón llevaba años "en el
destierro" tras abandonar España buscando un trato
mejor en Suecia). El detonante final ha sido la disputa
del Campeonato de Europa de veteranos 2017 en Sabadell.
Teniendo en cuenta que se jugaba en España, Bellón
creía que la FEDA le podría haber mandado una
invitación para el torneo teniendo en cuenta su
inmaculado palmarés en esta competición (5 triunfos en
5 participaciones). Sin embargo, Bellón no había
participado en el Campeonato de España de veteranos de
2017, por lo que la FEDA decidió que no tenía derecho
a esa plaza... el asunto parece poco claro
porque en sus 5 victorias en dicho campeonato nacional
nunca recibió ninguna invitación para el Europeo ni
para el Mundial. En definitiva, esta es la última de
las desavenencias que ha mantenido con el presidente de
la FEDA, las cuales se remontan a la entrada de éste en
la Federación hace ahora tantos años. Su primer éxito
como jugador sueco no se ha hecho esperar, ya que sólo
unas semanas después de renunciar a jugar con España
logró el triunfo en el Campeonato de Suecia de rápidas
para veteranos (con un resultado de 10 puntos en 11
partidas), lo que representa su 13er triunfo en un
campeonato nacional.
En un mundo tan competitivo como el ajedrez, donde a
veces todo vale para ganar, Bellón intentó comportarse
como un caballero, tal y como lo atestiguan las
crónicas de la época (como la semblanza que hizo Pablo
Morán de él en su libro "Los campeones y los
campeonatos de España) y tal como demuestra la
siguiente anécdota: "Nos encontramos en 1980, en
la 2ª ronda del Open de Vigo. Novo, el rival de Bellón,
acaba de avisar vía telefónica de que no podrá llegar
a tiempo a la partida. La reacción de Bellón no tuvo
desperdicio: no permitió que el árbitro pusiese en
marcha el reloj, dispuesto a esperarle durante toda la
tarde. Al final no llegó... pero Bellón convenció a
los árbitros para jugar la partida a la mañana
siguiente, como finalmente se hizo. Y sí, fue un gesto
fuera de lo común, ya que en la 1ª ronda se dio el
mismo caso con 3 jugadores que llegaron con retraso en
sus vuelos y sus rivales decidieron no esperar ni un
segundo". Una forma distinta de comportarse... y también
de pensar: "el miedo es el más ignorante, el
más injusto y el más cruel consejero".
Bellón ha dado nombre a una apertura, el gambito
Bellón (para las negras): 1.c4 e5
2.Cc3 Cf6 3.Cf3 e4 4.Cg5 b5, muy acorde a su modo de
jugar.
Este es un pequeño homenaje a uno de los jugadores más
brillantes que ha dado el ajedrez español. Surgido en
una época complicada, supo ascender a base de
creatividad llegando, tal vez, a ser el jugador más
fuerte del país. Su forma de jugar bien merece estos
párrafos, que van a llegar a su fin de la mejor forma
posible: con sus
partidas.
Javier
Cordero Fernández
(28
Mayo 2016, actualizado el 30 de Agosto de 2017)
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