Francisco
José Pérez, un talento frágil
(
Autor : Javier Cordero Fernández -
© Ajedrez de
ataque )
Fueron tiempos difíciles para España. Tras el dolor y
el sufrimiento de una guerra, suele quedar la
desolación y los que sobreviven se enfrentan a
una época oscura. El mundo del ajedrez compartía ese
tono gris, aunque la aparición de una nueva generación
de jugadores supuso un soplo de aire fresco. Hoy vamos
a arrojar un haz de luz sobre uno de esos jóvenes
talentos que aparecieron durante la posguerra, tal vez
el mayor de todos ellos: Francisco José Pérez.
Francisco José Pérez nació el 8 de Septiembre de
1920, en Vigo (España). Falleció el 20 de
Septiembre de 1999, en La Habana (Cuba).
Su padre fue militar, por lo que siempre estuvo sujeto a
posibles traslados que pudiesen surgir en cualquier
momento. Por este motivo, la familia de Francisco José
se desplazó a Málaga siendo éste sólo un niño. En
tierras andaluzas entró en contacto por primera vez con
el ajedrez, al poco de haberse instalado en su nuevo
hogar. El ajedrez era muy apreciado dentro de la familia
y casi todos sus hermanos lo jugaron con asiduidad. Sus
hermanas, Teresa y Amelia, llegaron a ser campeonas de
Madrid, aunque desde un principio fue Francisco José
quien mostró un talento que se salía de lo común.
Tras la Guerra Civil la familia Pérez se instaló en
Madrid y esto permitió a nuestro protagonista empezar a
competir de forma seria. Su primer triunfo de renombre
llegó en 1941, en el Campeonato de Castilla (título
que repetiría en otras cuatro ocasiones). Dentro de
este campeonato estaban englobadas numerosas provincias,
como algunas de la actual Castilla León, La Rioja,
Cantabria, Madrid y varias de Castilla la Mancha. En
España existía una gran rivalidad entre los
ajedrecistas de 'Castilla' y los de Barcelona, que se
reflejaba en el Campeonato de España por equipos o en
encuentros que se organizaban entre ambas regiones. Como
curiosidad, he encontrado la siguiente partida, que
refleja esta ancestral rivalidad, jugada por radio entre
Castilla y Barcelona en el año 1968: (Ver
partida).
Antes de la Guerra que asoló España, Ramón Rey Ardid
era el gran dominador del ajedrez a nivel nacional. Sin
embargo, tras la contienda el panorama cambió
ostensiblemente. La irrupción de jóvenes talentos,
como Antonio Medina y el propio Francisco José Pérez,
supuso el comienzo de una lenta renovación y un cambio
en los primeros puestos de los torneos. Además, surgió
el fenómeno Arturo Pomar, lo que popularizó el ajedrez
en cada rincón del país, aunque al pequeño Arturito
todavía le quedaban unos años de aprendizaje y rodaje.
Francisco José Pérez había tomado una complicada
decisión: ser jugador de ajedrez profesional, ocupación
que no estaba bien vista en la sociedad de la época y
que sólo practicaban unos pocos pioneros. En España se
organizaban pocos torneos y la mayoría eran de carácter
nacional. Cuando se organizaba algún torneo
internacional, se intentaba invitar a 2 ó 3 maestros
extranjeros (Keres, Sämisch,
Brinckmann, O'Kelly o Canal fueron alguno de los
jugadores que visitaron España) y a los mejores
jugadores nacionales. Pérez acudía a todos los torneos
que podía, viajando sin parar de una ciudad a otra, en
ocasiones cruzando la Península Ibérica de punta a
punta en busca de la siguiente competición.
En 1948 logró uno de los éxitos más relevantes de su
carrera: el campeonato de España. Tras haber jugado
varias finales, Francisco José Pérez logró triunfar,
in extremis, en la edición de 1948. A Murcia no pudo
acudir Antonio Medina, campeón vigente, por estar
participando en el torneo de Mar del Plata. La resolución
del campeonato no pudo ser más emocionante, a la última
ronda se llegó con Juan Manuel Fuentes y Pérez
empatados a puntos, y el caprichoso destino quiso que se
enfrentasen en la última partida. Francisco José jugó
fiel a su estilo: asumiendo muchos riesgos y sin temor a
sacrificar material, logrando una preciosa victoria que
le servía para ser campeón en solitario (Ver
partida). Este triunfo le
permitió lograr la primera de sus tres coronas de campeón
de España, consiguiéndolo con la exigua ventaja de
medio punto: Ver
tabla. Curiosamente,
cuando defendió su título al año siguiente se encontró
en la misma situación: si ganaba la última partida sería
campeón, aunque en esta ocasión fue derrotado por
Rafael Saborido y se tuvo que conformar con el
subcampeonato.
Los años 40 y principios de los 50 supusieron tiempos
de gran actividad para Pérez y también su época más
exitosa. Logró gran cantidad de primeros puestos en los
torneos españoles y sorprendió con su juego de ataque
y su afán de lucha en cada partida. El problema
principal de los jugadores españoles era su dificultad
para participar en torneos internacionales. Las
autoridades ponían muchas trabas a la salida al
exterior de cualquier ciudadano y los deportistas fueron
los grandes perjudicados. Además, las ayudas eran prácticamente
inexistentes, por lo que resultaba complicado pasar
varias semanas compitiendo a miles de kilómetros de
casa. Por este motivo resulta complicado juzgar el nivel
ajedrecístico del país, que sólo se podía comparar
con el exterior en las Olimpiadas y en los campeonatos
de Clare Benedict (una especie de Campeonato de Europa
por equipos).
Elaborar el palmarés de Pérez no ha sido sencillo. La
información de muchos de los torneos que jugó se ha
perdido con el paso del tiempo, por lo que he tenido que
consultar varios libros dedicados a otros jugadores
(como Pomar o Rico) para seguir su rastro. Muchos
torneos eran de carácter nacional, por lo que casi
siempre competía contra los mismos rivales (Pomar,
Sanz, Fuentes, etc...). Podéis ver sus resultados en el
siguiente enlace: (Ver
palmarés).
|
|
Su carrera estuvo marcada por una manifiesta
irregularidad, de hecho estamos ante un caso muy
curioso, Pérez casi nunca terminó en los puestos
medios de los torneos, siempre lo hizo en cabeza o en
los últimos lugares. Desde la distancia resulta
complicado poder buscar los motivos de esta
irregularidad, pero los que compartieron tablero con él
han dejado testimonios que aseguran que Pérez era
demasiado frágil y sucumbía a sus propios nervios,
mostrándose demasiado sensible para la arena del circo
ajedrecístico. Cualquiera que se haya sentado ante un
tablero de forma un poco seria comprenderá la
importancia del aspecto psicológico en una partida,
durante esas horas el estado de animo puede cambiar
varias veces y la persona que sepa controlar mejor esas
sensaciones tendrá más posibilidades de terminar
triunfando.
|
No hay duda de que su estilo de juego pudo contribuir a
su irregularidad. Francisco José Pérez adoraba las
complicaciones dentro del tablero, si no las había, las
buscaba. Esta forma de jugar, siempre entre la espada y
la pared, conlleva muchos riesgos y supone un
contratiempo a la hora de buscar unos resultados
constantes. Muchos son los jugadores de ataque que han
tenido el mismo problema, aunque habitualmente el
ajedrecista no elige su forma de jugar, es su propia
personalidad la que le empuja a jugar de una determinada
manera.
A pesar de ser 'un adicto' a las posiciones enrevesadas
cayó en una extraña contradicción, opinaba que era
mejor comenzar la partida con 1.d4, ya que, siempre según
él, si se empezaba con e4 se llegaba a tablas de forma
más clara debido a los inevitables cambios de piezas.
Muchos jugadores tácticos no suelen prestar demasiada
atención a la teoría, sin embargo, Pérez fue un
estudioso del ajedrez y siempre trabajó para tener un
amplio repertorio de aperturas. De hecho siempre viajaba
con varias revistas y libros de ajedrez bajo el brazo...
aunque nadie le vio leerlos nunca.
Su comportamiento, en ocasiones, era algo excéntrico.
La siguiente anécdota es esclarecedora: durante un torneo se
quejó a los organizadores de que unas obras que se
estaban realizando en la calle no le dejaban dormir por
la noche... hasta aquí todo lógico, por lo que los
organizadores decidieron darle otra habitación que
estaba orientada en otra dirección y desde la que no se
oiría ruido alguno. El problema llegó al día
siguiente cuando Pérez se volvió a acercar al director
del torneo y le dijo: "Me había acostumbrado a
los ruidos, y ahora el silencio no me deja descansar
bien". Otra de sus peticiones en cada torneo
era disponer de un piano en su habitación. Le encantaba
tocarlo, algo que para él resultaba casi terapéutico: "Si
no logro evadirme con la música, no puedo jugar"...
para los que no resultaba tan terapéutico era para las
personas que ejercían de público, ya que los que le
vieron tocar coinciden en que no era demasiado diestro.
Francisco José Pérez fue un extraordinario jugador a
la ciega, lo que nos habla de un gran talento para el
ajedrez que tal vez nunca llegó a explotar del todo.
Posee varios récords de España en simultáneas a la
ciega, los cuales desconozco si han sido batidos, aunque
lo dudo. A continuación pueden ver como se desenvolvía
Pérez cuando no veía el tablero, siempre fiel a su
estilo: Pérez
- N. N., Madrid 1951.
Éstas fueron las marcas que logró en simultáneas a la
ciega:
-
Vitoria
(1947) : 15 (+11 -2 =2)
-
Madrid
(1951) : 12 (+10 =1 -1)
-
Pobla
de Segur (1954) : 20 (+16 =4)
-
Madrid
(1956) : 25 (+21 -1 =4)
|
En 1959 recibió el título de Maestro Internacional,
logro de gran mérito ya que en aquella época no
resultaba sencillo conseguirlo. Tres años después,
a pesar de que su juego y resultados habían empezado a
decaer, tuvo su mejor actuación en un torneo: el zonal
de Torremolinos. Los torneos zonales eran
clasificatorios para los Interzonales, los que a su vez
daban varias plazas para el torneo de candidatos. Suponían
un engranaje más en el duro camino hacia el campeonato
del mundo y una gran oportunidad para que los maestros más
modestos se diesen a conocer. El resultado de Pérez,
primer puesto compartido, fue sensacional, y más
teniendo en cuenta la competencia: Ver
tabla del Zonal. En el
Interzonal, que se disputó en Amsterdam dos años después,
recibió una dosis de realidad al finalizar antepenúltimo...
aunque echando un vistazo a la nómina de participantes
(Bronstein, Spassky, Larsen, Smyslov, Tahl, Stein,
Gligoric, Portisch, Ivkov, Benkö o Reshevsky) no nos
puede sorprender dicho resultado.
La vida nómada, tan asociada a los jugadores de
ajedrez, le llevó a Barcelona, tierra donde el
desarrollo del ajedrez avanzaba de forma imparable. Pero
Francisco José no se sentía cómodo dentro del clima
que reinaba en España, la falta de libertad ahogaba a
no pocas personas y muchos fueron los que decidieron
cruzar la frontera en busca de horizontes más
luminosos. En 1962 Pérez fue invitado al prestigioso
Memorial Capablanca que se disputaba en La Habana, a lo
que las autoridades respondieron con rapidez: veto
absoluto para viajar a la isla... de todos modos Pérez
decidió viajar y participar en el torneo, su madre era
cubana y tenía un gran interés en conocer el país.
Las autoridades españolas montaron en cólera y
decidieron sancionarle con 3 años de suspensión...
poco importaba esta sanción, Francisco José había
tomado la decisión de no regresar jamás a España y así
lo hizo, ya que en Cuba le ofrecieron trabajar como
periodista y como profesor de ajedrez. A partir de ese
momento empezó a jugar bajo bandera cubana, país con
el que disputó dos Olimpiadas, rompiendo con su pasado
para siempre. Como él mismo confesó, se sentía a
disgusto en España, no estaba de acuerdo con la falta
de libertad que existía en el país y antes de ir a
Cuba había planeado huir a Holanda.
Durante su estancia en Cuba su juego fue decayendo
paulatinamente, algo que tal vez ocurrió demasiado
pronto ya que la vejez era una estación que se
encontraba relativamente alejada. No es mucha la
información que existe de esa época de su vida, apenas
se conocen unos pocos resultados y todos ellos
corresponden a flojas actuaciones en las que ocupó las
últimas posiciones de la tabla. Su participación en
torneos fue disminuyendo, pasando a dedicarse a la enseñanza
orientada a jóvenes jugadores, llegando a impartir la
asignatura de ajedrez en la Universidad de La Habana.
Sus últimos años no fueron tiempos de gloria (cuántos
ajedrecistas acabaron de modo similar). Vivía solo,
rodeado de libros y revistas de ajedrez y de su
inseparable piano. Participaba en algún torneo, más
por su amor por el ajedrez que por competir, aunque con
el tiempo dejaron de invitarle, ya que su comportamiento
no era el ideal debido a que solía abandonar la
competición cuando perdía un par de partidas seguidas.
Durante los últimos años de su vida quiso regresar a
España, país del que tal vez nunca quiso partir,
aunque nunca lo consiguió. Su luz se extinguiría en La
Habana un lejano 11 de Septiembre de 1999, día en que
el ajedrez español perdió a uno de sus jugadores más
originales y talentosos.
Para finalizar este artículo de forma más agradable,
volveremos a acogernos al privilegio que tiene todo
ajedrecista: recordar sus mejores partidas. El estilo de
Francisco José Pérez era original y aguerrido. No le
gustaba especular con el resultado, lo que se ve
reflejado en una constante búsqueda de formas de huir
de posiciones tranquilas. Su legado es más que
interesante y está repleto de golpes inesperados y
jugadas sorprendentes:
Javier
Cordero Fernández
(22
Enero 2013) |
Pérez
- Navarro, Madrid 1943
Pérez
- Alekhine, Almería 1945
Pérez
- Sanz, Madrid 1948
Pérez
- Gimeno, Zaragoza 1957
|
(VER)
(VER)
(VER)
(VER)
|
BIBLIOGRAFÍA
"Gran
torneo internacional de ajedrez. Madrid 1943". Alexander
Alekhine
"Enciclopedia
de los deportes"
"Ajedrez
a la ciega". Benito Pérez
Esnaola
"Los
campeones y los campeonatos de España". Pablo
Morán
"Entrevista
a F. J. Pérez" -
Revista Jaque nº 518
|