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Una partida entre caballeros

Caricatura de un gentleman inglés

Martín, Ángel - Travesset, Joaquim

Cataluña 1984

1.e4 d5 2.exd5 Cf6 3.c4 c6 4.d4 cxd5 5.Cc3 Cc6 6.Cf3 e6 7.cxd5 Cxd5 8.Ad3 Ab4 9.Dc2 h6 10.0–0 0–0 11.a3 Aa5 12.Td1 Df6 13.Ce4 De7 14.Ab5 Ad7 15.Cc5 Ae8 16.b4 Ab6 17.Ac4 a6 18.Aa2 a5 19.Te1 Ccxb4 20.axb4 Cxb4 21.Db3 Axc5 22.dxc5 Ac6 23.Ab2 Dxc5 24.Tac1 Dh5 25.Dc3 Dg4 26.Ab1 Axf3 27.Dxf3 Dxf3 28.gxf3 Tfd8 29.Ted1 b5 30.Rg2 Cd5 31.Ae4 b4 32.Td4 Tab8 33.Tdc4 f6 ½–½

Después de 19.Te1

 

           Puede que no exista otro deporte donde se den tantas muestras de caballerosidad como el ajedrez. Tal vez sea debido al legado de los jugadores del siglo XIX, para los cuales lo más importante era el honor, ya que las generaciones posteriores tenían claro que el camino hacia la victoria sólo estaba dentro del tablero y no en comportamientos poco deportivos (siempre con alguna excepción, claro).

           Una muestra muy representativa se dio en el Campeonato por equipos de Cataluña de 1984 (en primera división). Durante la mañana en que se disputó la partida Joaquim Travesset tenía que acudir al entierro de un amigo, por lo que en plena partida se vio obligado a ausentarse. Ángel Martín, sin comentar nada a su rival, paró el reloj hasta que Joaquim estuvo de vuelta, para no sacar ventaja en el tiempo de juego.

       

Ángel Martín y Joaquim Travesset

           La partida se jugó en igualdad de condiciones y como podemos ver en el diagrama Joaquim lanzó un atinado ataque con una entrega de pieza por dos peones. En la posición final, a mi juicio, las negras están mejor. Sus dos peones pasados y enlazados rezuman peligro. Las blancas siempre tienen la posibilidad de sacrificar una pieza para detenerlos, pero esa no es tarea sencilla y además las negras también tienen superioridad de peones en el flanco de rey. A pesar de ello, Joaquim aceptó las tablas que su rival ofreció en la jugada 33, devolviendo el gesto de caballerosidad que su rival tuvo al comienzo de la partida. Una demostración de que el ajedrez puede seguir siendo un deporte de caballeros aunque haya pasado más de un siglo desde la época clásica.

 

 

 

 

 

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