Lev
Tolstoi: una vida de guerra y paz
( Autor : Javier
Cordero Fernández -
© Ajedrez de
ataque )
Hoy
se cumplen 100 años de la muerte de un excepcional
escritor, un hombre que desde sus libros trató de
buscar un mundo mejor donde la palabra igualdad no fuese
una utopía. También fue un entusiasta aficionado al
ajedrez, logrando ser, con el paso de los años, un
jugador verdaderamente fuerte. Para Tolstoi fue algo más
que un pasatiempo: "Compadezco al que no conoce
el ajedrez. Causa ya alegría al aprendiz; al veterano
le lleva al sumo placer".
Lev Nikolayevich Tolstoi nació el 9 de Septiembre de
1828, en Yasnaia Poliana (Rusia). Falleció el 20 de
Noviembre de 1910, en Astápovo (Rusia).
La juventud de Tolstoi fue la típica de un joven de la
aristocracia, una vida despreocupada, llena de lujos y
excesos. Los jóvenes rusos de buena posición social
llevaban una vida desenfrenada en las grandes ciudades,
sobre todo San Petersburgo y Moscú, allí se convertían
en asiduos a la vida nocturna y al juego, dilapidando
auténticas fortunas. Tolstoi no fue distinto del resto,
iba de fiesta en fiesta de la realeza y su existencia
era placentera y sin nubarrones en el horizonte.
Fue durante su época de estudiante cuando Tolstoi
conoció el ajedrez, deporte que practicaría durante el
resto de su vida casi a diario. Esto no puede resultar
extraño, en Rusia el ajedrez estaba muy extendido,
sobre todo entre las clases altas, no hay que olvidar
que varios de sus gobernantes, como Catalina II o Iván
'el terrinle', fueron grandes aficionados. Décadas
después el ajedrez sufriría un gran impulso en Rusia
gracias al genial jugador Mikhail Chigorin, para
terminar siendo practicado por todos sus ciudadanos tras
la Revolución de Octubre.
Todos los jóvenes descendientes de la realeza tenían
un objetivo en el horizonte: servir en el ejército como
oficiales, y esa fue la salida que encontró nuestro
protagonista cuando llegó al límite en su vida
nocturna al acumular altas deudas en el juego. Tolstoi
sirvió en el Cáucaso, tierra de cosacos, a orillas del
río Terek (Tolstoi habla de esta época de su vida en
su novela 'Cosacos', que bien podría ser autobiográfica
si bien no cita su nombre en ningún momento). Allí su
vida cambió por completo, el contacto con la naturaleza
y con los cosacos, soldados de vida sencilla y
completamente acoplados a su entorno, hizo que su
percepción del mundo ya no fuese la misma. Algo cambió
en el interior del joven Lev, su existencia anterior pasó
a ser un recuerdo lejano que no se volvería a repetir y
en él se despertó un sentimiento de solidaridad con el
resto de seres humanos.
Soldados
cosacos en formación (Siglo XVII)
Durante su juventud comenzó a escribir, Tolstoi sintió
la necesidad de plasmar en papel sus nuevas experiencias
y su nueva visión del mundo. Durante esa época ya
'estaba enganchado' a la droga sana del ajedrez, al cual
dedicaba sus ratos libres, siempre que sus obligaciones
en el ejército se lo permitían. De hecho hay una
curiosa anécdota de Tolstoi relacionada con el ajedrez
y el ejército que pueden leer en: Curiosidades.
Tolstoi siempre trató de reflejar la realidad social en
sus obras, con críticas rebosantes de ironía a la
aristocracia rusa. Para Tolstoi su anterior vida pasó a
ser un cúmulo de experiencias vacías y sin sentido,
llegando a considerar a la alta sociedad como una serie
de personajes sin ninguna vida interior ni ningún valor
digno. Otro rasgo esencial de sus obras es la exaltación
de la naturaleza como algo bello y en comunión con el
hombre, algo que se puede apreciar sobre todo en sus
primeros relatos.
También trató de dar su particular visión sobre las
guerras, mostrando una realidad distinta a la visión
heroica que reflejaban otros escritores. Tolstoi relató
el horror que se vivía en las batallas, el miedo y la
confusión reinantes, la habitual cobardía de los
oficiales que descendían de buenas familias y la lucha
atroz de los soldados rasos. Estos golpes de realidad
gustaron a los lectores, que vieron como las luchas
heroicas no eran tan frecuentes como los historiadores
pretendían reflejar.
Pero ante todo, Tolstoi se había propuesto una dura
tarea: tratar de cambiar el mundo a su alrededor.
Durante su juventud intentó mejorar las condiciones de
vida de sus siervos, algo que su familia no consintió.
Tras viajar por Europa trató de reanudar su labor y se
preocupó por dar una educación a los campesinos, para
ello fundó una escuela destinada a los hijos de los
campesinos rusos. Tolstoi sabía que la mejor forma de
ayudarles era poniendo a su alcance una formación para
que pudieran buscar un futuro mejor que el que
disfrutaban sus propias familias.
Durante esa época Tolstoi escribió su obra cumbre:
'Guerra y paz', una novela colosal con más de 500
personajes que trata la invasión de Rusia a cargo de
Napoleón Bonaparte. Guerra y paz es un libro muy
representativo del estilo de Tolstoi, de su intento de
mostrar la realidad que le rodea, reflejando la crudeza
de la guerra y las vidas vacías de la realeza rusa. En
esta obra se entrelazan decenas de historias diferentes,
en un laberinto perfectamente diseñado por el autor
donde todo encaja al detalle. Tras este libro, escribió
'Ana Karenina', una de sus obras más reconocidas.
A menudo se tiende a creer que el estilo de Tolstoi está
encuadrado dentro de los áridos escritores rusos...
nada más lejos de la realidad, la mayoría de sus obras
tienen un estilo más ligero, de hecho Tolstoi siempre
reconoció estar muy influenciado por Charles Dickens, y
sus obras tienen un estilo que recuerda al de los
anglosajones. Si leen a Tolstoi se encontrarán obras
llenas de bellas descripciones de la naturaleza, una
buena dosis de la realidad de la Rusia de los zares y
alguna lección moralizante sobre la condición humana.
La vida de Tolstoi siguió su imparable evolución,
siempre marcada por una búsqueda de valores que
transformaran el mundo en un lugar mejor e igualitario.
Para ello no dudó en criticar con dureza a la
aristocracia y a los gobernantes, así como a las
autoridades eclesiásticas (a pesar de ser profundamente
creyente), algo por lo que fue excomulgado. De esa
época data otra de sus grandes novelas (que a mi
personalmente me parece soberbia): 'La muerte de Ivan
Ilich', obra donde refleja la realidad de la sociedad de
un modo sorprendente, ya que esa realidad podría
ser aplicada a nuestro Siglo XXI... si quieren
saber a qué me refiero les recomiendo que lean el
libro. Sus obras se volvieron cada vez más moralizantes
y el propio escritor llegó a despreciar sus anteriores
novelas por considerarlas vacías de valores.
En el fondo, Tolstoi siempre fue un hombre atormentado
bajo el peso de su procedencia, porque no olvidemos que
descendía de la familia de los zares (al igual que
otras muchas familias rusas), y de su vida acomodada.
Vivía obsesionado por mejorar el mundo y a las personas
que lo habitaban, algo que se convirtió en una cruzada
utópica que le consumía por dentro.
Con 82 años trató de liberarse de sus cargas y
decidió desprenderse de todos sus bienes
repartiéndolos entre sus sirvientes, pero de nuevo su
familia se opuso y consiguieron desbaratar sus planes.
Hundido, decidió abandonar su casa y una noche huyó
junto a su hija y su médico. A los 3 días contrajo una
neumonía y falleció en una apartada estación de
ferrocarril. Con su muerte se fue una persona especial,
capaz de renunciar a todo cuando su existencia era
cómoda y placentera. En un mundo cada vez más
deshumanizado, donde nadie ayuda a nadie, echamos de
menos que existan personas capaces de darlo todo sin
esperar nada a cambio.
Lev
Tolstoi y su gran pasatiempo: el ajedrez
Como
ya he comentado antes, Tolstoi conoció el ajedrez
durante su juventud y esta afición le acompañó
durante el resto de su vida. En sus ratos libres era
habitual verle sentado frente a un tablero
enfrentándose a los rivales más variopintos, casi
siempre amigos o familiares. En varias de sus obras
aparecen menciones al ajedrez, en pequeños homenajes
que quiso rendir al juego que tantas horas de disfrute
le dio.
Tolstoi
es el jugador de la izquierda
Para
Tolstoi el ajedrez era una actividad propicia para
evadirse de los problemas de la vida. Esto es algo que
cualquiera que haya jugado alguna vez al ajedrez
comprenderá perfectamente, mientras dure una partida
nuestro universo personal se detendrá y nuestra mente
sólo estará pendiente de variantes y combinaciones...
no hay muchas actividades en la vida que permitan lograr
esto.
Tolstoi solía jugar al ajedrez con las visitas que
recibía en su mansión de Yasnaia Poliana, entre sus
rivales en el tablero se cuentan personajes como el
príncipe Sergey Urusov, otro ferviente
admirador
del ajedrez. Cualquiera puede comprobar
como era el estilo de Tolstoi, ya que varias de sus
partidas quedaron registradas. En 'Ajedrez de ataque'
pueden encontrar varias de ellas:
Tolstoi transmitió sus conocimientos en ajedrez a sus
hijos, uno de ellos, Sergei, llegó a alcanzar un nivel
fuerte, incluso derrotó de forma brillante a Sergey
Lebedev, uno de los jugadores más fuertes de Rusia de
principios del Siglo XX. Tolstoi tenía una gran
biblioteca de libros de ajedrez, muchos de ellos regalo
del príncipe Urusov, y con ellos sus hijos pudieron
perfeccionar su juego. Ya hemos visto como jugaba
Tolstoi, veamos como jugaban sus hijos, Sergei e Ilya
(partidas que encontré en la web de Edward Winter, Chesshistory,
un trabajo genial desenterrando viejas historias del
ajedrez) :
Así fue la vida de un gran escritor, amante del
ajedrez, que trató de mejorar como persona a lo largo
de su existencia y cuyo legado fue sensacional, en forma
de preciosos relatos y buenas partidas de ajedrez.
Javier
Cordero Fernández
(20
Noviembre 2010)
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