Hay
personajes que han marcado la historia de la humanidad,
no son muchos, pero su huella ha quedado impresa de
forma indeleble gracias a sus hazañas. En los tiempos
antiguos estas hazañas eran sobre todo bélicas, las
ansias de conquista impulsaban a los gobernantes hacia
sangrientas guerras y los grandes imperios se forjaban
en el campo de batalla a sangre y fuego. Tamerlán (Timur
Lang) fue uno de estos elegidos, bajo su mando los
mongoles volvieron a dominar Asia y parte de Europa
oriental en una vida de conquistas y, curiosamente,
también de cultura (donde el ajedrez tuvo un peso
importante).
Procedente del país que hoy es conocido cómo
Uzkekistan, Tamerlán siempre sostuvo que era un
descendiente directo del mítico Genghis Khan, espejo en
el que siempre trató de mirarse. Sus conquistas dieron
lustre a su nombre, sobre todo porque muchas de ellas
fueron debidas a su inteligencia a la hora de plantear
la estrategia de las batallas. Pero para conocer lo que
supuso Tamerlán es estrictamente necesario conocer la
historia de Genghis Khan, que he resumido en un corto
relato:
Un
poco de historia: Genghis Khan y la conquista del mundo
Los mongoles, pueblo de nómadas que poblaba las áridas
estepas de Asia central, vivían recluidos en distintas
tribus que batallaban entre sí. Suyas eran unas tierras
desoladas, azotadas por el viento, en las que la vida no
resultaba sencilla. La ausencia de pastos y de alimentos
hacía que los mongoles ansiaran las riquezas de sus
vecinos persas y chinos. La historia del pueblo mongol
cambiaría con la aparición de un jefe tribal llamado
Temuujin, personaje que pasó a la historia como Genghis
Khan. A finales del siglo XII Temuujin consiguió reunir
a todas las tribus de Mongolia bajo una misma causa:
poner el mundo a sus pies.
El primer país en caer ante las hordas de Genghis Khan
fue China, tal vez el imperio más avanzado del planeta.
La fuerza del ejército mongol residía en que peleaban
como un grupo unido, tendiendo constantes emboscadas al
enemigo y apoyándose en sus temibles arqueros a caballo
(mangudais). En China los mongoles obtuvieron
conocimientos sobre tecnología y armas de asedio, lo
que les sirvió para someter a otro poderoso imperio:
Persia, cuyos ciudadanos vivían rodeados de riquezas.
Tras Persia, Rusia sucumbió con rapidez y Asia entera
se encontró bajo el mando de las tropas de Genghis
Khan.
Las ansias de conquista de los mongoles no terminaron ahí
y decidieron invadir Europa central. Los polacos se
aliaron con los teutones y los francos, y trataron de
presentar batalla a los invasores... era la última
esperanza de la vieja Europa, si esta defensa fallaba el
continente entero caería. Pero antes de la invasión
ocurrió la gran tragedia: Genghis Khan falleció tras
una larga enfermedad que venía arrastrando desde tiempo
atrás. Tendido en su lecho, agonizando de dolor, mandó
llamar a su hijo, Ogatai, al que pidió que tomase el
mando del ejército y continuase con la invasión de
Europa. El gran Khan, conquistador de casi todo el mundo
conocido, fue enterrado a orillas del río Onon. Mil
jinetes cabalgaron sin descanso por toda la región para
asegurarse de que no quedasen huellas del lugar donde
Genghis Khan reposaría para toda la eternidad.
Ogatai cumplió los deseos de su padre y derrotó a la
confederación europea. Los soldados europeos se vieron
impotentes ante la forma de presentar batalla del ejército
mongol, que atacaba como un todo lanzando flechas
incendiarias y huyendo, para luego tender emboscadas a
sus perseguidores. Los guerreros europeos, acostumbrados
a los duelos individuales, no comprendían esa forma de
batallar y no consiguieron sobreponerse al impacto de
las hordas mongolas. Con esta nueva victoria, un ejército
que unas décadas atrás poblana un país donde se
habitaba en tiendas de piel, logró poner bajo sus pies
a los más poderosos imperios y pudo disfrutar de las más
extraordinarias riquezas... y todo ello se lo debieron a
una sola persona: Genghis Khan.
Tamerlán,
siguiendo la senda de Genghis Khan
La historia de Timur Lang tiene varias similitudes con
las andanzas de Genghis Khan. Al igual que su
antepasado, logró erigirse líder de las tribus
mongolas, a las que llevó a la titánica tarea de
volver a conquistar Asia a través de varias campañas
que dieron comienzo en 1370. Relatar todas las batallas
libradas por las topas de Timur Lang me llevaría
demasiados párrafos, baste decir que fue conquistando
territorios sin un rumbo fijo, deambulando por Asia
hasta que prácticamente dominó todo el continente. Sus
dominios se extendieron a la fértil Persia, India,
Nepal, Siria, Turquía, Armenia, Georgia y gran parte de
Rusia.
Arquero
a caballo mongol
Curiosamente, Timur nunca pudo ser nombrado Khan al no
pertenecer a la familia real, aunque si que entra dentro
de lo posible que descendiese de Genghis Khan por parte
de la línea familiar de su padre. A pesar de ello, supo
ingeniárselas para llegar al poder y mantenerse en él
durante décadas como líder indiscutible del imperio
mongol.
Las crónicas de la época cuentan que Timur Lang era
una persona muy inteligente y culta, así como un
brillante estratega. Durante sus conquistas solía
arrasar las ciudades que asediaba, sin tener demasiada
compasión del enemigo. Por ello, en Europa era temido cómo
si se tratase del mismísimo demonio, tal vez
porque en la memoria de todos estaba las sangrientas
contiendas libradas contra Genghis Kahn. De todas
formas, resulta sorprendente cómo una tribu de nómadas
logró conquistar imperios en teoría más poderosos que
ellos.
Su
pasatiempo favorito: el ajedrez
Como ya he comentado, Tamerlán era una persona de
inteligencia viva que se preocupaba por la cultura. Trató
de absorber conocimientos de otras culturas, sobre todo
de los árabes, en temas tales como la astronomía, la
medicina y la historia de las civilizaciones. Además,
buscó llevar esa cultura a su pueblo, sobre todo en la
capital del imperio: Samarcanda, que sufrió un fuerte
impulso cultural sobre todo en el área de educación.
Pero su gran pasatiempo, al que dedicaba sus horas de
asueto, no era otro que el ajedrez, algo que no nos
puede sorprender si repasamos la historia y los
personajes que se vieron atraídos por este juego. Está
documentado que en sus ratos libres Tamerlán jugaba
asiduamente al ajedrez, actividad que consideraba
beneficiosa para el desarrollo de su mente. Pero Tamerlán
era una persona de inteligencia elevada y decidió que
el ajedrez normal se le quedaba pequeño, por lo que
habitualmente jugaba una modalidad llamada Gran
ajedrez, la cual pasó a ser conocida como Ajedrez
de Tamerlán.
Conozcamos cómo era esa modalidad del ajedrez, una de
las muchas que se han inventado, pero que no han tenido
demasiado éxito. La primera diferencia es el tablero,
ya que cuenta con 112 casillas, 11 filas por 10 columnas
con dos filas que tienen dos casillas más, conocidas
como ciudadela. La ciudadela era el último
recurso del jugador que se encontraba perdido, ya que si
era capaz de llevar el rey a esa casilla la partida
finalizaría en tablas.
Por supuesto, con un tablero de semejantes dimensiones
el número de piezas tenía que ser mayor y las reglas
algo diferentes. Hay que decir que el pueblo mongol
tenía su propia versión del ajedrez, como eran nómadas
y pastores la mayoría de piezas representaban algún
animal, pero el Gran ajedrez era de una dimensión mayor
que éste. Algunas de las piezas tenían movimientos
similares al ajedrez actual, pero existían otras
totalmente diferentes... sin duda representaba un reto
para toda mente brillante que se atreviese a adentrarse
en sus casillas. Conozcamos cuales eran las piezas:
-
Rey:
se mueve cómo el rey del ajedrez.
-
Visir:
mueve cómo la torre, pero una sola casilla.
Se situaba al lado del Rey.
-
General:
sólo podía mover una casilla en diagonal.
Se situaba al lado del Rey.
-
Camello
(2): conjuga el movimiento del alfil y de la
vinea, muy parecido al caballo
-
Jirafa
(2): mismo movimiento que el camello, pero más
largo.
-
Explorador
(2): equivale al alfil del ajedrez
tradicional.
-
Vinea
(2): máquina de guerra, movía como las
torres, pero sólo dos casillas.
-
Toro
(2): torre del ajedrez tradicional.
-
León
(2): caballo del ajedrez tradicional.
-
Elefante
(2): mueve dos casillas en diagonal
-
Peón
(11): se movían de forma similar a los
peones actuales. No podían mover dos
casillas nunca y también existía la
coronación (se transformaban en la pieza
que representaban).
|
El desafío era aun mayor de lo que parece, ya que el
ajedrez de Tamerlán tiene alguna regla que puede
resultar algo confusa. Por ejemplo, el peón de la
izquierda se llamaba peón de peones, cuando este peón
llega a la última fila no se transformaba en otra pieza
y además no puede ser capturado, por lo que puede
servir para obstaculizar alguna pieza rival.
El origen de esta modalidad del ajedrez no está clara.
Se dice que provenía de Grecia y que llegó a La India
con las conquistas de Alejandro Magno. Entonces los
indios decidieron crear una versión más sencilla para
popularizar el juego entre el pueblo y de ahí el
ajedrez se extendió al resto del planeta. Esta hipótesis
es defendida por algunos historiadores, aunque como casi
todas es cuanto menos dudosa. Cuánto más atrás nos
desplacemos en el tiempo, menos referencias escritas
encontraremos sobre los hechos históricos. Pero lo que
es irrebatible es la profunda atracción que han sufrido
las mentes más brillantes hacia el ajedrez, lo que sólo
puede significar que estamos ante una forma de arte que
debería ser reconocida como tal.
Así que, queridos lectores, ¿se atreven ustedes con el
ajedrez del sanguinario e intelectual Tamerlán o
prefieren quedarse con el ajedrez tradicional? No
olviden que sobre el juego de las 64 casillas se ha
profundizado mucho más, lo que le añade cierta
dificultad... ustedes eligen, las piezas les están
esperando.
Javier
Cordero Fernández
(14
Febrero 2011) |