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Tamerlán y el ajedrez

Cuadro en el que aparece Tamerlán, al que la luz da directamente. En las sombras están varios de sus guerreros

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

            Hay personajes que han marcado la historia de la humanidad, no son muchos, pero su huella ha quedado impresa de forma indeleble gracias a sus hazañas. En los tiempos antiguos estas hazañas eran sobre todo bélicas, las ansias de conquista impulsaban a los gobernantes hacia sangrientas guerras y los grandes imperios se forjaban en el campo de batalla a sangre y fuego. Tamerlán (Timur Lang) fue uno de estos elegidos, bajo su mando los mongoles volvieron a dominar Asia y parte de Europa oriental en una vida de conquistas y, curiosamente, también de cultura (donde el ajedrez tuvo un peso importante).

            Procedente del país que hoy es conocido cómo Uzkekistan, Tamerlán siempre sostuvo que era un descendiente directo del mítico Genghis Khan, espejo en el que siempre trató de mirarse. Sus conquistas dieron lustre a su nombre, sobre todo porque muchas de ellas fueron debidas a su inteligencia a la hora de plantear la estrategia de las batallas. Pero para conocer lo que supuso Tamerlán es estrictamente necesario conocer la historia de Genghis Khan, que he resumido en un corto relato:

Un poco de historia: Genghis Khan y la conquista del mundo

Genghis Khan

           Los mongoles, pueblo de nómadas que poblaba las áridas estepas de Asia central, vivían recluidos en distintas tribus que batallaban entre sí. Suyas eran unas tierras desoladas, azotadas por el viento, en las que la vida no resultaba sencilla. La ausencia de pastos y de alimentos hacía que los mongoles ansiaran las riquezas de sus vecinos persas y chinos. La historia del pueblo mongol cambiaría con la aparición de un jefe tribal llamado Temuujin, personaje que pasó a la historia como Genghis Khan. A finales del siglo XII Temuujin consiguió reunir a todas las tribus de Mongolia bajo una misma causa: poner el mundo a sus pies.

           El primer país en caer ante las hordas de Genghis Khan fue China, tal vez el imperio más avanzado del planeta. La fuerza del ejército mongol residía en que peleaban como un grupo unido, tendiendo constantes emboscadas al enemigo y apoyándose en sus temibles arqueros a caballo (mangudais). En China los mongoles obtuvieron conocimientos sobre tecnología y armas de asedio, lo que les sirvió para someter a otro poderoso imperio: Persia, cuyos ciudadanos vivían rodeados de riquezas. Tras Persia, Rusia sucumbió con rapidez y Asia entera se encontró bajo el mando de las tropas de Genghis Khan.

           Las ansias de conquista de los mongoles no terminaron ahí y decidieron invadir Europa central. Los polacos se aliaron con los teutones y los francos, y trataron de presentar batalla a los invasores... era la última esperanza de la vieja Europa, si esta defensa fallaba el continente entero caería. Pero antes de la invasión ocurrió la gran tragedia: Genghis Khan falleció tras una larga enfermedad que venía arrastrando desde tiempo atrás. Tendido en su lecho, agonizando de dolor, mandó llamar a su hijo, Ogatai, al que pidió que tomase el mando del ejército y continuase con la invasión de Europa. El gran Khan, conquistador de casi todo el mundo conocido, fue enterrado a orillas del río Onon. Mil jinetes cabalgaron sin descanso por toda la región para asegurarse de que no quedasen huellas del lugar donde Genghis Khan reposaría para toda la eternidad.

           Ogatai cumplió los deseos de su padre y derrotó a la confederación europea. Los soldados europeos se vieron impotentes ante la forma de presentar batalla del ejército mongol, que atacaba como un todo lanzando flechas incendiarias y huyendo, para luego tender emboscadas a sus perseguidores. Los guerreros europeos, acostumbrados a los duelos individuales, no comprendían esa forma de batallar y no consiguieron sobreponerse al impacto de las hordas mongolas. Con esta nueva victoria, un ejército que unas décadas atrás poblana un país donde se habitaba en tiendas de piel, logró poner bajo sus pies a los más poderosos imperios y pudo disfrutar de las más extraordinarias riquezas... y todo ello se lo debieron a una sola persona: Genghis Khan.

Tamerlán, siguiendo la senda de Genghis Khan

           La historia de Timur Lang tiene varias similitudes con las andanzas de Genghis Khan. Al igual que su antepasado, logró erigirse líder de las tribus mongolas, a las que llevó a la titánica tarea de volver a conquistar Asia a través de varias campañas que dieron comienzo en 1370. Relatar todas las batallas libradas por las topas de Timur Lang me llevaría demasiados párrafos, baste decir que fue conquistando territorios sin un rumbo fijo, deambulando por Asia hasta que prácticamente dominó todo el continente. Sus dominios se extendieron a la fértil Persia, India, Nepal, Siria, Turquía, Armenia, Georgia y gran parte de Rusia.

Arquero a caballo mongol

Arquero a caballo mongol

           Curiosamente, Timur nunca pudo ser nombrado Khan al no pertenecer a la familia real, aunque si que entra dentro de lo posible que descendiese de Genghis Khan por parte de la línea familiar de su padre. A pesar de ello, supo ingeniárselas para llegar al poder y mantenerse en él durante décadas como líder indiscutible del imperio mongol.

           Las crónicas de la época cuentan que Timur Lang era una persona muy inteligente y culta, así como un brillante estratega. Durante sus conquistas solía arrasar las ciudades que asediaba, sin tener demasiada compasión del enemigo. Por ello, en Europa era temido cómo si se tratase del mismísimo demonio, tal vez porque en la memoria de todos estaba las sangrientas contiendas libradas contra Genghis Kahn. De todas formas, resulta sorprendente cómo una tribu de nómadas logró conquistar imperios en teoría más poderosos que ellos.

Su pasatiempo favorito: el ajedrez

           Como ya he comentado, Tamerlán era una persona de inteligencia viva que se preocupaba por la cultura. Trató de absorber conocimientos de otras culturas, sobre todo de los árabes, en temas tales como la astronomía, la medicina y la historia de las civilizaciones. Además, buscó llevar esa cultura a su pueblo, sobre todo en la capital del imperio: Samarcanda, que sufrió un fuerte impulso cultural sobre todo en el área de educación.

           Pero su gran pasatiempo, al que dedicaba sus horas de asueto, no era otro que el ajedrez, algo que no nos puede sorprender si repasamos la historia y los personajes que se vieron atraídos por este juego. Está documentado que en sus ratos libres Tamerlán jugaba asiduamente al ajedrez, actividad que consideraba beneficiosa para el desarrollo de su mente. Pero Tamerlán era una persona de inteligencia elevada y decidió que el ajedrez normal se le quedaba pequeño, por lo que habitualmente jugaba una modalidad llamada Gran ajedrez, la cual pasó a ser conocida como Ajedrez de Tamerlán.

Tablero de ajedrez

            Conozcamos cómo era esa modalidad del ajedrez, una de las muchas que se han inventado, pero que no han tenido demasiado éxito. La primera diferencia es el tablero, ya que cuenta con 112 casillas, 11 filas por 10 columnas con dos filas que tienen dos casillas más, conocidas como ciudadela. La ciudadela era el último recurso del jugador que se encontraba perdido, ya que si era capaz de llevar el rey a esa casilla la partida finalizaría en tablas.

            Por supuesto, con un tablero de semejantes dimensiones el número de piezas tenía que ser mayor y las reglas algo diferentes. Hay que decir que el pueblo mongol tenía su propia versión del ajedrez, como eran nómadas y pastores la mayoría de piezas representaban algún animal, pero el Gran ajedrez era de una dimensión mayor que éste. Algunas de las piezas tenían movimientos similares al ajedrez actual, pero existían otras totalmente diferentes... sin duda representaba un reto para toda mente brillante que se atreviese a adentrarse en sus casillas. Conozcamos cuales eran las piezas:

  • Rey: se mueve cómo el rey del ajedrez.

  • Visir: mueve cómo la torre, pero una sola casilla. Se situaba al lado del Rey.

  • General: sólo podía mover una casilla en diagonal. Se situaba al lado del Rey.

  • Camello (2): conjuga el movimiento del alfil y de la vinea, muy parecido al caballo

  • Jirafa (2): mismo movimiento que el camello, pero más largo.

  • Explorador (2): equivale al alfil del ajedrez tradicional.

  • Vinea (2): máquina de guerra, movía como las torres, pero sólo dos casillas.

  • Toro (2): torre del ajedrez tradicional.

  • León (2): caballo del ajedrez tradicional.

  • Elefante (2): mueve dos casillas en diagonal

  • Peón (11): se movían de forma similar a los peones actuales. No podían mover dos casillas nunca y también existía la coronación (se transformaban en la pieza que representaban).

            El desafío era aun mayor de lo que parece, ya que el ajedrez de Tamerlán tiene alguna regla que puede resultar algo confusa. Por ejemplo, el peón de la izquierda se llamaba peón de peones, cuando este peón llega a la última fila no se transformaba en otra pieza y además no puede ser capturado, por lo que puede servir para obstaculizar alguna pieza rival.

Grabado de Timur Lang

            El origen de esta modalidad del ajedrez no está clara. Se dice que provenía de Grecia y que llegó a La India con las conquistas de Alejandro Magno. Entonces los indios decidieron crear una versión más sencilla para popularizar el juego entre el pueblo y de ahí el ajedrez se extendió al resto del planeta. Esta hipótesis es defendida por algunos historiadores, aunque como casi todas es cuanto menos dudosa. Cuánto más atrás nos desplacemos en el tiempo, menos referencias escritas encontraremos sobre los hechos históricos. Pero lo que es irrebatible es la profunda atracción que han sufrido las mentes más brillantes hacia el ajedrez, lo que sólo puede significar que estamos ante una forma de arte que debería ser reconocida como tal.

            Así que, queridos lectores, ¿se atreven ustedes con el ajedrez del sanguinario e intelectual Tamerlán o prefieren quedarse con el ajedrez tradicional? No olviden que sobre el juego de las 64 casillas se ha profundizado mucho más, lo que le añade cierta dificultad... ustedes eligen, las piezas les están esperando.

Javier Cordero Fernández

(14 Febrero 2011)

 

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