Tigran
Petrosian, el muro infranqueable
( Autor : Javier
Cordero Fernández -
© Ajedrez de
ataque )
Tigran Vartanovich Petrosian
nació el 17 de Junio de 1929, en Tbilisi (Georgia),
aunque adoptó la nacionalidad armenia al provenir sus
padres de ese país. Falleció el 13 de Agosto de 1984,
en Moscú (Rusia).
El rey de la defensa ha conseguido colarse en una web
dedicada al ajedrez romántico, es cierto que a través
de un artículo sobre aspectos posicionales, pero no hay
que olvidar que Petrosian tenía capacidad de sobra para
haber sido un gran jugador táctico, pero su forma de
ser le inclinó hacia un juego pausado y tranquilo, más
pendiente de las jugadas del rival que de sus propias
posibilidades.
Su primer contacto con el ajedrez fue tardío, ocurrió
cuando tenía 11 años. Aun así, pronto mostró que su
paso por el tablero no iba a ser simplemente
testimonial, demostrando una capacidad de comprensión
del juego nada habitual para su edad. Su evolución se
vio interrumpida por un trágico suceso: sus padres
fallecieron durante la II Guerra Mundial. Tigran tenía
14 años cuando esto ocurrió y tuvo que hacerse cargo
de sus numerosos hermanos, por lo que se vio obligado a
empezar a trabajar. Esta dura experiencia marcaría su
vida y su forma de ser, y estoy seguro de que influyó
en su forma de jugar al ajedrez. Tigran aprendió a
vivir rodeado de adversidades y se las tuvo que ingeniar
para tratar de solucionarlas, por lo que se volvió
precavido y racional, cualidades que trasladó al
tablero.
Petrosian, supervisado por su entrenador Archil
Ebralidze, estudió el juego de Nimzowitsch, Capablanca
y Lasker, algo que ayudó a forjar su estilo posicional.
Su primer libro fue 'Mi sistema', de Nimzowitsch, del
que aprendió los fundamentos de los hipermodernos. Cada
jugador elige su camino y Petrosian escogió el del
pragmatismo, Bronstein o Tahl optaron por estudiar el
juego de los clásicos (Chigorin, Morphy, Anderssen), lo
que encaminó su juego en dirección opuesta. |
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En estos primeros años era muy aficionado a jugar a la
ciega, ya que pensaba que esto le ayudaría a progresar
con más rapidez. Más tarde las autoridades soviéticas
prohibirían esta disciplina por considerarla
perjudicial para sus jugadores, al desgastar en exceso
mente y cuerpo. Esto hizo que Petrosian no volviese a
practicar una disciplina que dominaba con facilidad.
Sus comienzos en el ajedrez fueron irregulares, alternó
actuaciones mediocres con algún resultado brillante,
como su 2º puesto en el Campeonato de la URSS de 1951.
Nada hacía presagiar el caudal de éxitos que llegarían
unos años después. Fue en el año 1952 cuando su
nombre saltó a la primera plana mundial, con su 3er
puesto en el Interzonal de Saltsjobaden, lo que le daba
una plaza para el torneo de candidatos y le sirvió para
obtener el titulo de GM. En dicho torneo concluyó en 5º
lugar, con 15 de 28.
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Los años pasaban y Tigran fue ganando en regularidad,
aunque le seguían faltando triunfos en torneos. De esta
época apenas se puede salvar su victoria en el
Campeonato de la URSS de 1956. Además, Tigran comenzó
a recibir críticas feroces por su estilo de juego,
periodistas y aficionados mostraron su desacuerdo ante
su falta de ambición en sus partidas, algo que le afectó
profundamente... tanto, que se planteó de forma seria
abandonar la práctica del ajedrez. Sólo el apoyo de
sus amigos, que le animaron a seguir adelante, hizo que
reconsiderase su decisión y continuase acudiendo a
torneos. Tigran tenía detrás a todo un país, Armenia,
que le apoyaba y que celebraba sus triunfos con fervor,
por ellos y sólo por ellos decidió continuar luchando
en el tablero.
Petrosian siguió defendiendo su estilo de juego y
perseveró hasta demostrar que podía ser una forma de
jugar válida. Y los resultados empezaron a llegar. A
partir del año 1958 resulta imposible no ver a
Petrosian en la parte alta de la tabla de los torneos más
importantes. Sus victorias en el Campeonato de la URSS y
otros torneos internacionales le dieron una gran
confianza, que le sirvió para triunfar en el torneo de
candidatos de Curaçao.
En Moscú le esperaba el patriarca Botvinnik, preparado
para defender su título mundial.
Y llegó el gran momento para Petrosian, la posibilidad
de entrar para siempre en el Olimpo de los campeones del
mundo del ajedrez. El encuentro estuvo muy igualado en
un principio, con muchas partidas que finalizaron en
empate, algo lógico teniendo en cuenta el sólido
estilo de ambos jugadores. Pero el tramo final fue
dominado por el aspirante, tal vez debido al agotamiento
de un envejecido Botvinnik, que consiguió el triunfo
final holgadamente. (Ver
tabla).
Los que antes le criticaban, ahora se deshacían en
elogios y comentaban que Petrosian era un jugador
invencible. Su fama a este respecto empezó a ser casi
legendaria, hasta tal punto que durante un Campeonato de
la URSS se produjo esta curiosa anécdota: Petrosian había
comenzado con mal pie en dicho campeonato, con dos
derrotas en las dos primeras rondas. Entonces recibió
una llamada de un enojado aficionado armenio que le
espetó: "¿Quién le ha autorizado a usted a
perder?". |
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Tres años después, en el momento álgido de su
carrera, Petrosian puso en juego su título. El
aspirante, un compatriota con mucho talento: Boris
Spassky. El encuentro estuvo igualado de principio a
fin, pero finalmente el campeón logró retener su
corona por sólo un punto de ventaja. El juego de
Petrosian resultó sorprendente, ya que en varias
partidas combinó con brillantez y éxito. El propio
Spassky se mostró sorprendido por el estilo táctico de
su rival a lo largo del match. (Ver
tabla).
Transcurrieron otros tres años y se completó un nuevo
ciclo de candidatos. De nuevo el más fuerte fue Boris
Spassky, que se volvería a encontrar con 'el muro'
Petrosian. Pero Spassky había progresado en gran
medida. Bajo la influencia de su nuevo entrenador,
Alexander Tolush, había mejorado su juego táctico y
Petrosian nada pudo hacer ante el completo estilo de su
rival. (Ver
tabla).
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Petrosian ya no tenía la corona de campeón del mundo
ceñida a su cabeza, pero su juego no decayó y los
buenos resultados siguieron acompañándole a lo largo
de la década de los 70. Veamos su evolución a través
de sus mejores resultados: (Palmarés
de Petrosian).
Petrosian no volvió a jugar una final del campeonato
del mundo, aunque siguió siendo un habitual en los
torneos de candidatos. En 1971 llegó a la final de
dicho ciclo, pero allí se cruzó con un inconmensurable
Bobby Fischer que le derrotó por 6'5-2'5 y que una años
más tarde se proclamaría campeón del mundo al
derrotar a Spassky.
Petrosian siguió jugando hasta el año 1983, donde el
dominio de Karpov y Kasparov le relegó a un segundo
plano (como a la gran mayoría de jugadores).
No se dejen engañar por la mayoría de sus partidas,
Petrosian tenía un gran talento táctico, pero apenas
lo utilizaba. Su forma de ser, apocada y precavida, le
impedía asumir riesgos en sus partidas y se conformaba
con ir desbaratando los ataques de sus rivales. Era
capaz de calcular infinitas variantes, pero utilizó
este don para prever las combinaciones que podían
realizar sus adversarios (combinaciones que la mayoría
de las veces su rival no hubiese llegado a encontrar) y
tomar medidas defensivas para que no fuesen llevadas a
cabo. Su biógrafo definió el juego de Petrosian a través
de un refrán ruso: "Mide siete veces y corta
una".
Estudió y se doctoró en Filosofía (en el año 1968),
campo en el que destacó en sobremanera. Sus mentores
lamentaron su dedicación al ajedrez, ya que de este
modo se perdió un gran pensador que podía haber
aportado grandes ideas al mundo del razonamiento. Su
tesis se tituló: "el pensamiento en la lógica
ajedrecística", tema que, como ha quedado
demostrado, dominaba a la perfección.
Donde confirmó absolutamente la aureola de invencible
que le rodeaba fue en las Olimpiadas, participó en 10
ediciones, desde 1958 a 1978, y no perdió ninguna
partida, con un resultado total de 79 victorias y 50
tablas. El record absoluto en porcentaje de puntos lo
tiene Mikhail Tahl con un 81'2% (+59 =32 -2), seguido de
Petrosian con un 80'1%.
Las estadísticas totales de Petrosian son: 691
victorias, 1056 tablas y 158 derrotas; con un
promedio de 64'0% (el promedio se saca de sumar
victorias y tablas, y dividirlo por las partidas
totales).
Este es un resumen de la vida del jugador que mejor
comprendía una posición, capaz de defenderse de
cualquier ataque y capaz de presentir el peligro varias
jugadas antes de que llegase. Además, según han
comentado sus compañeros de tablero, Petrosian fue una
excepcional persona, amable y siempre sonriente, una de
las figuras más destacables de la historia del ajedrez.
Javier
Cordero Fernández
(29
Febrero 2009) |
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