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Barón Albert Von Rotschild, filantropía y ajedrez

Albert Von Rothschild

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

             Retrocedamos un siglo atrás en el tiempo. Una época de caballeros, donde reinaban normas de comportamiento regidas por el estricto código de honor. Pero también era una época de profundas desigualdades sociales, donde la pirámide social tenía su punto más alto muy afilado (muy pocos acaparaban la mayor parte de la riqueza).

          El protagonista de estas líneas perteneció a la parte privilegiada de la sociedad desde su nacimiento. El negocio familiar, relacionado con la banca, había sido fundado más de un siglo atrás, aunque cuando fue heredado por Albert y sus dos hermanos no vivía sus mejores tiempos. De hecho la familia Rothschild había sido muy poderosa, llegando a intervenir en las guerras napoleónicas financiando a Napoleón... y a su enemigo, Wellington. Habían conseguido extender sus redes a otros países, como Italia o Francia, donde abrieron sucursales de su lucrativo negocio... el dinero mueve el mundo y es el mayor instrumento de poder.

          Albert era el hermano menor, pero aun así fue el encargado de hacerse cargo del negocio familiar. Y demostró un gran olfato para los negocios, consiguiendo rehacer la fortuna y el nombre de la familia. Un negocio tan próspero les permitió escalar en la enrevesada alta sociedad, llegando a ser nombrados miembros de la corte austriaca en 1887.

          Pero Albert no se limitó a amasar una fortuna y recibir el reconocimiento de los cortesanos. Como gran amante del arte que era, trató de apoyar y financiar proyectos relacionados con la ciencia o con cualquier tipo de disciplina artística, entre los que incluyó, y de forma mayoritaria, el ajedrez.

          Albert Von Rothschild era un enamorado del ajedrez y lo fue desde su niñez, hay constancia de que Wilhelm Steinitz le dio clases durante aquella época. Debido a sus compromisos empresariales no pudo dedicarse al ajedrez profesionalmente, pero llegó a ser un fuerte aficionado, algo que pueden comprobar en las siguientes partidas: una publicada con anterioridad en 'Ajedrez de ataque', Clerc-Rothschild, y la que pueden ver a continuación:

Pollack - Von Rothschild, Albert

Viena 1892

1.e4 e5 2.Cc3 Cc6 3.g3 Cf6 4.Ag2 Ac5 5.Cge2 d6 6.h3 Ae6 7.0–0 Dd7 8.Rh2 h5 9.d3 0–0–0 10.Ag5 Ce7 11.f4 Cg4+ 12.hxg4 hxg4+ 13.Ah4 Cg6 14.f5 Cxh4 15.gxh4 De7 16.De1 Txh4+ 17.Rg3 Dg5 18.Th1 Th3+ 0–1

Después de 11.f4

          Como jugador no pasó nunca de amateur, pero su nombre estuvo asociado al ajedrez en múltiples ocasiones. Fue patrocinador y organizador del fuerte torneo de Viena en sus ediciones de 1873, 1882, 1898, 1903 y 1908. También fue presidente del club de ajedrez de Viena (Wiener Schachklub), una institución con más de 700 miembros, que disponía de un edificio de dos plantas, con varias salas de juego y su propio restaurante y empleados (algo impensable en los tiempos actuales). Además se convirtió en mecenas de algunos jugadores, siendo el más famoso Ignatz Von Kolisch, uno de los más fuertes ajedrecistas del siglo XIX, al que sacó de la miseria e introdujo en el negocio de la banca, lo que le dio fortuna y un puesto en la corte (de ahí el cambio en su apellido de Kolisch a Von Kolisch), para finalmente terminar abandonando al ajedrez para dedicarse en exclusiva a sus negocios.

          Como ya he comentado, se embarcó en muchos otros proyectos y se convirtió en un filántropo reconocido y admirado. Fue mecenas de numerosos músicos y artistas judíos, a los que ayudó económicamente en el desarrollo de sus carreras. Financió la construcción del observatorio astronómico de Viena, en reconocimiento a este gesto un asteroide (el nº 719) lleva su nombre: Albert. En 1892 financió la construcción de un hospital en la capital austriaca, al que puso el nombre de su esposa recientemente fallecida: Bettina.

          Eran tiempos de mecenas y filántropos, una auténtica edad de oro para las bellas artes. Recordemos en este punto que existen 6 bellas artes: arquitectura, pintura, escultura, música, declamación (poesía) y danza; hoy en día se considera al cine como el séptimo arte, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo. Viendo cómo el ajedrez ha atraído a científicos, artistas y genios de todas las épocas, no sería descabellado considerarlo el octavo arte... echen un vistazo a las casi 2000 partidas publicadas en 'Ajedrez de ataque' y seguramente muestren su conformidad a este nombramiento. Hay que decir que en algunos sectores se reclama el octavo arte para la fotografía y el noveno para el comic, aunque mi opinión personal es que el ajedrez debería ir delante de estas dos disciplinas, tanto por complicación como por belleza.

          Von Rothschild fue uno más de los muchos personajes importantes que fueron cautivados por el maravilloso mundo del ajedrez, un mundo lleno de belleza, arte y estrategia.

Javier Cordero Fernández

(13 Mayo 2009)

 

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