Inicio  |  Mapa Web  |                                                                                                                              |  Partidas  |  Estudios  |  Contacto  |

Operación Barbarroja

Carátula de la película Operación Barbarroja. Es un dibujo de la cara de un soldado de perfil

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

          Durante la II Guerra Mundial, Europa se sumergió en las más siniestras tinieblas viviendo un conflicto que se convirtió en tragedia para millones de personas y que dejaría un panorama desolador tras el fin de la contienda. Uno de los mayores dramas que se vivieron durante la guerra fue el asedio de Leningrado, englobado dentro de la Operación Barbarroja con la que los alemanes pretendieron invadir la URSS. El ajedrez, al igual que todos los apartados de la sociedad, fue brutalmente golpeado por el conflicto.

          El asedio de Leningrado dio comienzo el 8 de Septiembre de 1941 y desde un principio la tragedia se posó sobre la ciudad para no abandonarla en meses: los nazis comenzaron bombardeando los almacenes de víveres con bombas incendiarias, sumiendo en la hambruna a toda la población. En estas condiciones el racionamiento de la comida fue dramático, lo que unido a los constantes bombardeos hizo que la situación se volviese insostenible. Por este motivo, se decidió evacuar a niños (entre ellos, Boris Spassky, que tenia 4 años por aquel entonces) y ancianos. Estas evacuaciones se realizaban a través del Lago Ladoga utilizando camiones, ya que el lago se encontraba helado en aquella época. De este modo se salvaron 500.000 personas, 200.000 de ellas niños, aunque muchos perecieron en el intento ya que los nazis bombardeaban el lago con regularidad. También se intentó evacuar a célebres artistas, como Shostakovich, aunque los ajedrecistas no fueron una prioridad en este sentido.

          Ese invierno fue terrible en Leningrado. Esto, unido a la hambruna generalizada, hizo que durante las semanas más crudas del temporal falleciesen 4.000 personas al día. Entre el drama y el horror que siempre sacude a los civiles durante una guerra, los ajedrecistas de Leningrado protagonizaron varias historias que merecen ser contadas, las cuales nos ayudarán a conocer la crueldad y el sin sentido de todo conflicto armado:

Ajedrez entre bombas

Fotografía de varias bombas que son arrojadas desde un avión

            Desafiando a las bombas y a la lógica, los ajedrecistas de Leningrado se armaron de valor y decidieron disputar el célebre Campeonato de la ciudad (que se jugaba desde 1920), competición que fue dirigida por Abram Model. A pesar del toque de queda, que se extendía desde las 22h hasta las 5h, y de la obligación de los ciudadanos de cavar zanjas para la defensa de la ciudad, el 20 de Noviembre las piezas comenzaron a moverse observadas desde lo alto por edificios en ruinas y extensas columnas de humo. Se disputaron varias jornadas entre el sonido de las sirenas y las constantes carreras para acudir a los refugios, jugando en un estado de tensión como ninguno de los participantes había conocido. Varias rondas se debieron jugar en distintos hospitales de la ciudad, porque varios de los participantes se encontraban enfermos o heridos... tal vez todos ellos quisieron evadirse del horror permitiendo que su mente entrara en su mundo más querido: el de unas piezas que danzan por un tablero según los caprichosos designios de cada jugador, momento en el cual el tiempo parecía detenerse y todo lo que no fuese dar caza al rey rival, disparos y bombas incluidos, parecía pertenecer a un mundo muy, muy lejano. Por desgracia, en semejantes condiciones el torneo no se pudo jugar al completo (Ver tabla), pero para el recuerdo quedará la valentía de un puñado de ajedrecistas que decidieron enfrentarse al terror haciendo lo que más les gustaba: jugar al ajedrez.

La increíble valentía de Ilya Rabinovich

Fotografía retrato de Ilya Rabinovich

          Ser uno de los escogidos para subir a bordo de uno de los camiones que cruzaban el lago Ladoga era todo un golpe de suerte. Sin embargo, cuando la fortuna sonrió a Ilya Rabinovich, la proposición fue sorprendentemente rechazada con las siguientes palabras: "He sido campeón de la ciudad en 11 ocasiones, no puedo abandonarla en momentos tan difíciles". Rabinovich se ofreció voluntario para emitir mensajes en alemán por la radio, los cuales estaban destinados a confundir al enemigo. Finalmente Ilya, absolutamente demacrado por las privaciones a las que se vio sometido, falleció de agotamiento.

           El maestro Vladimir Alatortsev también decidió quedarse en la ciudad y ayudó a otros maestros de ajedrez, como Lisitsin o Ravinsky, a huir de Leningrado. No se puede dejar de mencionar la historia personal de Viktor Korchnoi, subcampeón del mundo y ganador de múltiples torneos, que con sólo 10 años vivió toda la crudeza del sitio de Leningrado en primera persona, teniendo que robar cartillas de racionamiento de los cadáveres que encontraba para poder sobrevivir. Korchnoi vivió otra experiencia terrible al tener que arrastrar durante varios kilómetros por la nieve los cadáveres de dos familiares para poder llevarlos al cementerio. Sin duda, estas vivencias marcaron profundamente su carácter, convirtiéndole en el ajedrecista aguerrido y luchador que llegó a dominar el ajedrez mundial en los años 70.

El ajedrez siempre a su lado

Primer plano de un tablero de ajedrez (visto desde el bando negro) antes de comenzar una partida

          Cuando una persona se encuentra en sus horas más oscuras y es incapaz de separarse del ajedrez, sólo podemos estar hablando de verdadera pasión. Pasión que sentía Alexander Chistiakov, brillante jugador táctico, que estuvo enrolado en un batallón de zapadores de Crimea que ayudaba a tender puentes y minar distintas zonas de Ucrania para detener el avance del enemigo, y que dentro de su complejo uniforme de campaña siempre llevaba un pequeño juego de ajedrez de plástico que había comprado en Leningrado... cuando las balas dejaban de silbar sobre su cabeza, sin importar el lugar en el que se encontrase, Chistiakov regresaba invariablemente al ajedrez.

           La historia de Piotr Dubinin es similar a la de Chistiakov. En su mochila, que formaba parte de su indumentaria de soldado, siempre llevaba un libro de ajedrez... cómo Piotr conseguía el ánimo suficiente para sumergirse en su lectura en tales circunstancias es todo un misterio. Dubinin protagonizó un curioso y valiente gesto en 1945 al declinar la invitación para disputar las semifinales del Campeonato de la URSS para seguir participando en la contienda. Sin embargo, tantos meses en el frente terminaron por pasarle factura: Dubinin terminó sufriendo neurosis, motivo por el cual fue desmovilizado con el rango de subcomandante de batallón.

La odisea de Levenfish

Retrato de Grigory Levenfish

            Grigory Levenfish, en su afán por alejarse del conflicto, vivió toda una odisea que a punto estuvo de costarle la vida. Su familia había sido evacuada a los Urales y Levenfish quiso seguir sus pasos para reunirse con ellos. Tomando el último tren antes de que la línea fuese cortada, consiguió su propósito, aunque este viaje le condujo a una nueva situación desesperada: el rigor del invierno golpeó con toda su crudeza en los Urales y la vida, soportando temperaturas de hasta -52 ºC, se hizo insoportable. Por este motivo, junto a su familia, Levenfish comenzó otro largo y penoso viaje a pie buscando un tren que les llevase hacia el este. Caminando varios kilómetros entre la nieve, helados, hambrientos y exhaustos lograron subirse a un tren que les condujo a Kubishev. En la estación de esa ciudad les esperaba Andor Lilienthal, que fue incapaz de reconocer a su antiguo colega, poniendo una cara de horror indescriptible cuando una persona helada, totalmente empapada y harapienta se le acercó para saludarle.

            Tras pasar dos semanas en una casa de acogida, Levenfish pudo encontrar un empleo como ingeniero y logró sobrevivir a tiempos tan complicados. No fue hasta 1946 cuando pudo regresar a su querida Leningrado, ciudad que le costó reconocer tras los continuos bombardeos a los que había sido sometida.

El ajedrez para aliviar el dolor

          Por iniciativa de Boris Veinstein, se fraguó una iniciativa que pretendía llevar el ajedrez a los hospitales, cuarteles y escuelas militares. De este modo, comenzó una actividad febril en forma de conferencias, lecturas y sesiones de simultáneas a cargo de célebres maestros como Panov, Alatortsev, Udovich, Zubarev y Dus Chotimirsky, que recibió el pintoresco nombre de "La brigada de profesores de ajedrez". En total visitaron más de 2.400 hospitales, aeródromos y bases militares, intentando aliviar el sufrimiento de todos los que estaban padeciendo el rigor de la guerra ofreciéndoles un pasatiempo en el que ocupar sus mentes... y de paso popularizar el ajedrez entre la población.

Héroes anónimos

Silueta de dos soldados caminando con sus armas apoyadas en el hombro

           En tiempos difíciles suelen aparecer los gestos más valientes. Miles de personas decidieron revelarse ante la invasión y se alistaron en el cuerpo de voluntarios para poder entrar en combate. Ese fue el caso de Alexander Tolush, que fue rechazado en el ejército regular por unos problemas en los vasos sanguíneos de una de sus piernas y terminó entrando en combate en varias ocasiones enrolado en el cuerpo de voluntarios.

           Vladimir German, redactor de la célebre revista Shakhtmaty SSSR, fue puesto al frente de la unidad de inteligencia... le concedieron 13 medallas por su labor.

           El maestro Victor Vasiliev también fue rechazado por el ejército regular por sus problemas de vista, por lo que decidió enrolarse en el cuerpo de voluntarios. Tras entrar en combate en numerosas ocasiones, terminó perdiendo un pie, una mano y varios dedos de la otra mano por congelación. Aún así logró sobrevivir a la guerra, aunque falleció 5 años después de tuberculosis.

Javier Cordero Fernández

(7 Noviembre 2014)

 


BIBLIOGRAFÍA

"The soviet school of chess" - Alexander Kotov y Mikhail Yudovich

"Soviet chess (1917-1991)" - Andrew Soltis


 

Tu opinión es importante: Libro de visitas

© Ajedrez de ataque. Todos los derechos reservados