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Philip Stamma

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

          Philip Stamma nació en torno al año 1705, en Aleppo (Siria). Falleció en el año 1755.

          Estamos ante una de las figuras más relevantes del ajedrez del siglo XVIII, tal vez sólo superado en notoriedad por la impetuosa aparición de Philior. De hecho fue considerado el mejor jugador del mundo de la primera mitad del XVIII (de modo oficioso), aunque más bien fue debido a su popular libro, ya que no se conocen demasiados datos de sus éxitos en el tablero.

          Stamma fue un verdadero trotamundos, algo habitual en los ajedrecistas de aquella época. Su primera escala en Europa fue Italia, un viaje que no creo tuviese mucho que ver con la casualidad si tenemos en cuenta la gran tradición ajedrecista de este país en los siglos anteriores. Más adelante sus pasos se encaminaron hacia Inglaterra, donde trabajó como traductor de árabe. Hay constancia de que Stamma jugó al ajedrez asiduamente en Londres, lugar donde logró granjearse una gran fama por sus victorias.

          El siguiente paso lógico a dar, tras haber estado en Inglaterra, era establecerse en París. En la ciudad de la luz consiguió que se publicase su libro (año 1737), cuyo título en francés era "Essai sur le jeu des échecs". Este libro constaba de una recopilación de 100 problemas compuestos por el autor, aunque más adelante, en ediciones posteriores, fue incluyendo otro tipo de material. Esta primera edición fue dedicada a Lord Harrington, secretario del Estado de Inglaterra, que era un gran aficionado al ajedrez. 

Ciudad antigua de Palmira (Siria)

Ciudad antigua de Palmira (Siria)

          Ocho años después el libro fue publicado en Inglaterra, con gran éxito, y más adelante se preparó otra edición que fue publicada en Holanda. En esta segunda edición, Stamma había añadido 74 estudios sobre aperturas, además de los 100 estudios artísticos que incluía el original. Sin embargo, el libro contiene varios errores en las composiciones, fallos que Stamma trató de ir corrigiendo en ediciones posteriores. Es normal que los estudios artísticos puedan ser corregidos años después, a posteriori, aunque el mérito siempre será del compositor de cuya mente surgió la idea original.

          Resulta curiosa una afirmación que Stamma realiza en su libro y que se refiere a la superioridad que, según él, tenían los ajedrecistas árabes sobre los europeos. Esto resulta imposible de comprobar, ya que no existe constancia de que se llegasen a enfrentar en alguna ocasión. A veces se llega a aseverar que un jugador de aquella época era el mejor del mundo, como los casos de Philidor, Deschapelles o Laboudonnais, cuando en realidad lo eran de Europa, ya que no se conoce el nivel alcanzado por los jugadores árabes o asiáticos.

          Stamma sirvió de conexión entre dos mundos tan diferentes y tan aislados el uno del otro. Culturalmente no podían ser más diferentes, pero incluso en el ajedrez los comportamientos de unos y otros eran totalmente opuestos. Los ajedrecistas árabes solían jugar acompañados de otra persona que les asesoraba durante la partida, la cual se convertía en un intercambio de ideas constante que enriquecía a todos los jugadores. Por contra, los jugadores europeos, como todos sabemos, jugaban completamente en solitario y rodeados del más escrupuloso silencio. El jugador europeo buscaba con anhelo la gloria de los laureles en el tablero, los cuales no pueden ser compartidos y se han de buscar en soledad. Los árabes, por el contrario, parecían más preocupados por la búsqueda del saber y por el perfeccionamiento de su juego, sin importarles demasiado si esos descubrimientos eran compartidos con otros ajedrecistas. Stamma explicó su punto de vista de una forma curiosa: "Es la misma diferencia que hay entre dos viajeros, uno de los cuales lleva un guía y el otro no".

Pintura de dos árabes jugando al ajedrez

           En 1747 Stamma se dirigió a Londres para disputar un match con el pujante talento francés Philidor. Realmente no es un match que se pueda tomar demasiado en serio, ya que Philidor jugó todas las partidas con negras y se estipuló que si una partida finalizaba en tablas se contaría como victoria de Stamma. El resultado final a favor de Philidor, +8 -1 =1, no deja lugar a la duda sobre qué jugador era el más fuerte. Comenzaba así el dominio europeo de Philidor, que duró varias décadas y fue realmente tiránico.

          Con el paso de los siglos podemos comprender el verdadero calado de Philip Stamma, no sólo como ajedrecista, sino como divulgador e investigador del juego y como nexo de unión entre el ajedrez de dos mundos separados por miles de kilómetros de distancia terrestre e ideológica.

 

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