Eran tiempos de valientes, de retos que debían ser
aceptados y de luchas constantes dentro de un tablero.
Los maestros no se amilanaban ante nada y no tenían
miedo de poner en juego su buen nombre ante los
aficionados. Así ocurrió en el año 1913, cuando
Tarrasch aceptó la invitación del Club de ajedrez de
Estocolmo para desplazarse a la ciudad y disputar una
partida de ajedrez contra sus socios.
Este tipo de retos son peligrosos para el maestro.
Varios jugadores experimentados de la ciudad,
consultando entre sí y jugando la partida de sus
vidas... muchos ingredientes que se juntaron en una
partida que se convirtió en un calvario para uno de los
jugadores más fuertes del planeta, que se vio
sorprendido por el atrevido juego de unos aficionados.
Estocolmo
a finales del Siglo XIX |