Alekhine estaba muy seguro de su potencial antes de
disputar esta partida ante Sergey Prokofiev. Por eso se
ofreció a jugar a la ciega y dando un caballo de ventaja
a su rival, demasiadas concesiones para un jugador
experimentado como Prokofiev, que acudía todos los días
al club de ajedrez de Moscú para disfrutar de su
pasatiempo favorito.
Algo así sería inconcebible hoy en día. Un maestro
jamás se arriesgaría de este modo, el miedo a perder
pesaría demasiado en su decisión. Pero eran otros
tiempos, los retos eran siempre aceptados, era una época
de caballeros y la reputación se ganaba en base a las
gestas que uno pudiese realizar. Los cobardes eran
repudiados, si en una partida se planteaba un gambito y
éste no era aceptado, el público abucheaba sin piedad al
jugador acobardado. Se entendía el ajedrez como arte y
espectáculo, algo que se ha ido perdiendo con el paso de
los años.
El ajedrez pedió su componente de riesgo a medida que se
fue profesionalizando. En mi opinión es un deporte mal
estructurado, los ajedrecistas dependen de sus resultados
para llevar el pan a sus mesas, por lo que el lado
artístico queda desplazado por el lado práctico. Esto
influye en la tendencia de juego de los GM actuales, la
cual ya de por sí está muy delimitada por el estilo artificial
de los programas de ajedrez, que son utilizados de forma
masiva en el entrenamiento de todo jugador. El arte está
siendo desterrado poco a poco del ajedrez y puede que se
encuentre en peligro de extinción. |