La inmortalidad no está reservada a los más grandes de
la historia, sino al jugador capaz de realizar las
jugadas más bellas. No importa de donde procedas o lo
que hayas hecho en tus partidas anteriores, sólo cuenta
esa partida, la inspiración de ese día... la
posteridad te está esperando. Todo eso debió pasar por
la cabeza del sueco Karl Arvid Sundin, cuyo nombre ha
quedado grabado en la historia del ajedrez gracias a la
preciosa combinación final de esta partida.
Karl
Arvid Sundin (1914-1999)
Sundin ha pasado por el mundo del ajedrez sin hacer
demasiado ruido. Fue maestro postal y raras veces
participó en torneos que no fuesen por correspondencia,
ya que nunca fue jugador profesional. Incluso en el
mundo del ajedrez postal no logró demasiada notoriedad.
Su mayor logró fue la participación en el Campeonato
del mundo por correspondencia de 1972, donde finalizó
en 10ª posición (de 17 participantes) con 8'5 puntos
en 16 partidas. |