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Romanticismo en el siglo XX

Dibujo de una mujer arrastrando un tablero de ajedrez de tela

Morillo, Neptalí - Ortiz, Víctor Héctor

Correspondencia 1969

1.e4 e5 2.Cf3 f5 3.Ac4 fxe4 4.Cxe5 Cf6 5.Cf7 De7 6.Cxh8 d5 7.Ae2 Cc6 8.Ah5+ g6 9.Cxg6 hxg6 10.Axg6+ Rd8 11.Ah5 Ce5 12.0–0 Dh7 13.Ae2 Ad6 14.g3 Dh3 15.f3 Ceg4 16.fxg4 Axg3 17.Tf2 Axf2+ 18.Rxf2 Dxh2+ 19.Re3 Dg3+ 20.Rd4 c5+ 21.Rxc5 Cd7+ 22.Rd4 De5+ 23.Re3 d4+ 24.Rf2 Dh2+ 25.Rf1 Ce5 26.Cc3 d3 27.cxd3 Axg4 28.Axg4 Re7 29.Cd5+ Rd6 30.Ce3 Tf8+ 31.Cf5+ Txf5+ 32.Axf5 Dh1+ 0–1

         

Después de 4.Cxe5                        Después de 15.f3                          Después de 31.Cf5+

La Inmortal Letona

           Estamos ante una de las grandes maravillas producidas por la mente de un ajedrecista. Jugada con un gambito letón, de ahí el nombre con el que fue bautizada, parece un perfecto homenaje al ajedrez de ese país, que siempre se ha caracterizado por jugadores de estilo agresivo que no rehuyen nunca la creación de belleza en el tablero.

           Víctor Héctor Ortiz es un jugador argentino prácticamente desconocido, o al menos lo es para el ajedrez tradicional, ya que habitualmente jugaba partidas por correspondencia. Realmente era desconocido hasta el 25 de Diciembre de 2012, bonito día, por cierto, en el que el maestro postal José Ángel Diani (amigo de Víctor Héctor) me escribió para arrojar algo de luz sobre su persona. Víctor Héctor Ortiz nació en Villa Dolores, provincia de Córdoba (Argentina), aunque en alguna referencia de la red aparece erróneamente como jugador cubano. Durante su época juvenil jugó con asiduidad en torneos activos y por correspondencia. Sin embargo, en el año 1978 abandonó el mundo del ajedrez de forma drástica, renunciando a disputar el Campeonato del mundo por correspondencia, para el cual se había clasificado.

           Esta partida corresponde a un torneo temático, sobre el gambito letón, jugado por correspondencia. Desde la apertura se desata una lucha que barre el tablero como si por él hubiese pasado un tornado. Ortiz va asestando un golpe tras otro, sin descanso, a cada cual más sorprendente. Resulta chocante ver la posición final en la que las negras sólo cuentan con 6 piezas... y aun así las blancas tienen que abandonar. También resulta curioso ver como Ortiz logró llevar al rey blanco al centro del tablero, para luego permitirle regresar a su casa (la primera fila) para allí darle caza. Una creación que nos recuerda la belleza que puede crear la mente del ser humano.

 

 

 

 

 

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