Puede que José Raúl Capablanca sea el jugador al que más clubes de
ajedrez hayan dedicado, tanto en Cuba como en el resto del mundo. Los
protagonistas de esta entretenida partida fueron los integrantes del Club
Capablanca de Placetas, una pequeña ciudad situada en el centro de
Cuba. Su rival fue toda una institución en el ajedrez de la isla: Juan
Corzo y Príncipe, un jugador de estilo agresivo que fue campeón de
Cuba hasta la aparición de José Raúl Capablanca. Corzo fue eclipsado
por el desbordante talento natural de Capablanca y pasó a un segundo
plano en el panorama ajedrecístico cubano.
En aquella época los maestros aceptaban todo tipo de retos y ponían en
juego su buen nombre en el tablero. En muchas ocasiones estos retos eran
peligrosas encerronas, como esta partida donde los rivales de Corzo
demostraron un gran nivel y se movieron a las mil maravillas en una
partida muy complicada a nivel táctico. Pero esto no es nuevo, muchas
sesiones de simultáneas se convirtieron en verdaderas sesiones de
tortura para el maestro. Muy recordadas son las exhibiciones dadas por
Capablanca y Lasker en Moscú en 1925, donde Lasker obtuvo malos
resultados ante una serie de jóvenes jugadores... la mayoría
candidatos a maestros. Lasker comentó a Capablanca: "¡Que
escolares ni que cuentos! Jugaban como maestros; no se deje usted engañar". |