Las partidas por correspondencia son las grandes
olvidadas del ajedrez, tanto por aficionados como por
expertos. Sin embargo, rastreando en las bases se pueden
encontrar multitud de partidas preciosas, en ocasiones
disputadas por jugadores totalmente anónimos. En este
caso ambos contendientes eran más que conocidos, sobre
todo Keres (sus partidas por correspondencia son
legendarias), pero curiosamente aquí se invirtieron los
papeles y Balogh remató la partida con gran brillantez.
Los ingredientes de una partida postal hacen que sean
distintas al resto. Al encontrarse en el calor del
hogar, los jugadores pueden usar libros de teoría, por
lo que es difícil que haya sorpresas en la apertura. El
tiempo de reflexión suele ser muy amplio, incluso de más
de una semana, lo que hace que se puedan analizar
multitud de variantes. Esto también da un plus de
tranquilidad a los jugadores, que no tienen la agobiante
presión del reloj o la tensión de un torneo. Esto hace
que en estas partidas se pueda buscar la perfección del
juego y en muchas ocasiones venza el mejor 'calculador'.
Como es lógico, al disponer de tanto tiempo para
meditar se pueden idear sorprendentes combinaciones con
las que tratar de sorprender al rival, tal como el Dr.
Balogh logró ante el genial Paul Keres. |