La capacidad para jugar a la ciega de Paul Charles
Morphy era enorme. Amparado en su gran talento, Morphy
jugaba sin ninguna dificultad sin ver el tablero, de tal
modo que cuesta diferenciar sus partidas normales de sus
partidas a la ciega. Batió los récords de las
simultáneas de la época, que por aquel entonces no
eran muy altos, por lo que nos queda la duda de cual era
su techo en cuanto a número de partidas disputadas a la
vez.
No es sencillo encontrar persecuciones al rey en
partidas a la ciega, ya que suelen ser posiciones complicadas que requieren mucho cálculo, algo realmente
complicado si estás jugando sin ver. La primera entrega
de pieza, que sirve para extraer al rey, es puramente
teórica. De hecho existen muchas partidas jugadas en
esta variante, muy arriesgada para las negras. Las
siguientes jugadas son muy típicas de Morphy, dominando
hábilmente los espacios abiertos que hay en el tablero,
combinando siempre en el momento más oportuno para no
dar un respiro al rey negro.
La figura de Paul Morphy resulta fascinante. Y lo es por
la hazaña que realizó al vencer a todos los rivales
que se cruzaron en su camino durante su corta aventura en
Europa, por su talento precoz y por su temprana retirada
(que añadió más lustre a su leyenda). Sus problemas
mentales enturbiaron el final de su vida, mostrando a
una persona incapaz de caminar al mismo paso al que lo
hacía la sociedad, llegando a repudiar el ajedrez ante
el rechazo que mostraban ante este deporte las 'personas
respetables' de la alta sociedad de Louissiana, que lo
consideraban una ocupación poco seria.
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