Una partida tan enrevesada que puede volver loco al que
la reproduzca. Ambos bandos juegan presos de una
conducta colérica (ajedrecísticamente hablando),
atacando como si no existiese el mañana. Karpov, que
por aquel entonces tenía 15 años, juega tomando muchos
riesgos, algo poco común en él. Esta increíble y
corta lucha finalizó porque Zaitsev encontró un
sacrificio de dama que degeneraba en jaque perpetuo...
mal lo tuvo que ver para tomar tan drásticas medidas.
Cuando se sale a la búsqueda de tesoros (ajedrecísticos)
a través de las bases de partidas, uno nunca repararía
en una partida que ha finalizado en tablas en sólo 14
jugadores, más bien pensará: "ya están los
maestros con pocas ganas de jugar y muchas de volver al
hotel". Por eso, nunca se sabe donde se encuentra
oculta una joya... busquen y encontrarán. |