Para algunos estudiosos del ajedrez, Henry Ernest Atkins
es el mejor jugador británico de la historia. Entre los
argumentos que esgrimen sus defensores están sus
sensacionales actuaciones en el campeonato nacional británico,
en el que Atkins logró imponerse en 9 de sus 11
participaciones. Otro razón esgrimida es que Atkins no
dedicó demasiado tiempo al ajedrez, ya que se volcó en
su profesión de maestro, lo que le llevó a no jugar
nunca ningún torneo fuera de Inglaterra. A pesar de ser
sólo un aficionado, logró un nivel de juego altísimo.
Sin embargo, aseverar que Atkins fue el más grande
dentro de las islas británicas es un poco arriesgado.
¿Fue mejor que Howard Staunton? Parece una aseveración
demasiado arriesgada. Staunton dominó el ajedrez de su
época y su concepción del juego fue innovadora. ¿Fue
Atkins superior a Joseph Henry Blackburne? Tampoco se
puede asegurar, ya que el talento de Blackburne fue
enorme y el simple hecho de tratar de igualarlo ya se
antoja complicado. En el ajedrez actual surgieron tres
jugadores ingleses muy talentosos que luego se diluyeron
a pesar de haber jugado multitud de partidas brillantes,
sus nombres son: Nigel Short, John Nunn y Jonathan
Speelman. Los 3 llegaron a coquetear con las cimas más
altas del ajedrez, pero, de repente, bajaron su
rendimiento y prácticamente desaparecieron del mundo
ajedrecístico. Lo cierto, es que éste parece poco
bagaje para la importancia que siempre ha tenido
Inglaterra en el mundo del ajedrez, sobre todo en el
siglo XIX.
Tal vez los defensores de Atkins pretenden resaltar el
nivel tan alto alcanzado por este jugador a pesar de no
haberse dedicado en cuerpo y alma al ajedrez... por
desgracia nunca podremos conocer cual hubiera sido su
techo real, una duda que da pie a muchas especulaciones. |