En unos momentos donde sus resultados se han resentido y su presencia en los grandes torneos ha
disminuido, quiero recordar el talento único de Shirov,
una isla solitaria entre el ajedrez tecnológico del
siglo XXI. Tengo serias dudas de que en el futuro puedan
aparecer talentos del estilo de Shirov. La preparación
de los jóvenes jugadores está demasiado enturbiada por
los programas, los cuales aceleran el aprendizaje,
pero ponen barreras al desarrollo del talento. El juego
de los jóvenes maestros es, en demasiadas ocasiones,
artificial y poco vistoso, el tiempo del ajedrez
romántico parece haber sido desterrado para siempre.
Alexei
Shirov a los 17 años
Esta partida fue jugada por Alexei durante su juventud. Al
reproducirla no se puede dejar de pensar en la semejanza
de estilo con Mikhail Tahl, un ímpetu parecido y unas
ganas enormes de poner el tablero patas arriba. No es de
extrañar que las comparaciones apareciesen sin cesar, ya
que incluso compartían nacionalidad. Con el paso del
tiempo Shirov siguió jugando partidas de este tipo, pero
se desmarcó por completo de cualquier tipo de
comparación con Tahl, dando prioridad a la victoria sin
importar la forma de llegar a ella, algo totalmente
respetable. De todas formas, la repercusión de Tahl y sus
triunfos nada tienen que ver con el palmarés de Shirov,
aunque éste último se ha sabido ganar el cariño del aficionado
por sus frecuentes partidas espectaculares.
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