El sacrificio de esta partida es distinto a otros ya
publicados en esta web. Se entrega la dama por un
caballo con la única intención de cerrar cualquier
tipo de hueco por el que pueda pasar la dama rival. El
ajedrez es tan bello que permite situaciones como esta,
donde se tiene una gran ventaja material, pero no se
dispone de espacio para poder materializarla. La verdad
es que la situación de las negras no era buena, su
alfil era prácticamente inútil ya que los peones
rivales estaban situados en casillas blancas, por eso
Hazai ideó esta trampa para apuntarse el empate de
forma tan imaginativa.
Hay que mencionar que el jugador que llevaba las blancas
no era el ex-campeón del mundo Tigran Petrosian, sino
su compatriota Arshak Petrosian.
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