El ajedrez es un juego que siempre ha contado con una
cantidad ingente de aficionados. Generalmente sólo nos
quedamos con el juego de los maestros, pero a lo largo
de la historia han existido aficionados fortísimos y
que han demostrado un gran talento. Ese es el caso de
Hans Anton Westesson Lindehn, profesor de filosofía de
nacionalidad sueca, que jugaba al más puro estilo de su
época: como un poeta romántico. Nos dejó varias
partidas preciosas, incluida una victoria ante Steinitz,
lo que nos demuestra que este profesor era un
extraordinario ajedrecista.
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