Preciosa combinación, el mérito reside en que en una posición aparentemente
igualada, y con las pocas piezas que quedaban, Schlechter ideó una
genial secuencia de jugadas que
culminan con
el sacrificio de dama y el mate con el alfil. El rey queda encerrado
en una jaula de la que jamás podrá salir, siendo su carcelero el rey
enemigo. La dama
asiste impotente a como el alfil ajusticia a 'su marido'.
Así era Carl Schlechter, un jugador que ha sido algo maltratado por la
historia del ajedrez,
siendo tachado de poco talentoso. Personalmente no comparto esa
opinión. Schlechter
era un gran jugador táctico, capaz de combinar con brillantez. De lo
que adolecía
era de cierto instinto asesino, era una persona tranquila que muchas
veces se conformaba
con hacer tablas para evitar cualquier tipo de lucha, pero eso no quiere
decir, ni mucho menos, que no tuviese talento. De hecho en varias ocasiones
concedió tablas a sus
rivales
en posiciones en las que tenía algo de ventaja, por el mero hecho de
hacerles un favor... no se puede decir que fuese un tiburón.
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