Koblenz sufrió en más de una ocasión la furia del
ciclón Tahl. Pero este no es un dato que deba llamar la
atención, ya que fue su entrenador durante toda la
carrera del ex-campeón del mundo y disputaron partidas
de entrenamiento por cientos. Muchas de ellas fueron
jugadas en la modalidad blitz, donde Tahl era un auténtico
maestro (solía jugar con menos tiempo que sus rivales y
casi nunca perdía, maravillando a todo el que
presenciaba la curiosa escena). Incluso en partidas de
este tipo se dedicaba a combinar por todas las esquinas
del tablero, desconcertando a sus rivales y demostrando
una alta velocidad de pensamiento.
Estamos ante una nueva partida en la que la posición es
de locura, un tratado contra los principios elementales
del ajedrez, siempre a favor del riesgo y la osadía.
Ambos bandos acaban
con sus defensas
maltrechas y aunque las blancas no consiguen la
victoria, logran unas tablas por jaque perpetuo.
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