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 Mejores partidas

Los briosos corceles de Enevoldsen

Caballo galopando sobre el agua

Enevoldsen, Jens - Nimzowitsch, Aaron

Copenhage 1933

1.d4 Cf6 2.Cf3 e6 3.e3 c5 4.Ad3 Cc6 5.c3 Ae7 6.0–0 b6 7.a3 0–0 8.e4 d5 9.e5 Cd7 10.De2 Te8 11.Af4 a5 12.Cbd2 c4 13.Ac2 b5 14.Ce4 Cf8 15.Cg3 Ad7 16.h3 Ta7 17.Ch2 b4 18.axb4 axb4 19.Txa7 Cxa7 20.Ta1 Cb5 21.Ad2 Db6 22.Cg4 bxc3 23.bxc3 Ca3 24.Txa3 Axa3 25.Ch5 Cg6 26.Cgf6+ Rh8 27.Cxg7 Tg8 28.Cxh7 Rxg7 29.Dh5 f5 30.exf6+ Rf7 31.Cg5+ Rxf6 32.Df3+ Re7 33.Df7+ Rd8 34.Dxg8+ Cf8 35.Ch7 Db2 36.Cxf8 Dxc2 37.Cxe6+ Re7 38.Ag5+ Rd6 39.Df8+ Rc6 40.Dxa3 1–0

     

Después de 23...Ca3                      Después de 27...Tg8

 

Enevoldsen posando con un puro en la mano

          Jens Enevoldsen fue, tras Nimzowitsch, el jugador danés más fuerte de aquélla época. Enevoldsen fue, ante todo, un amante del ajedrez, disfrutaba jugando y siempre que pudo fue brillante en sus partidas. Además fue un gran escritor, dejando varios libros muy interesantes por la calidad con que estaban escritos.

           Sin duda ésta fue su mejor partida, tanto por su belleza como por el rival al que se enfrentó. La jugada 24.Txa3 tiene visos de genialidad y de osadía, un sacrificio intuitivo de los que gustaban a los románticos, ya que nunca se sabía como iban a terminar. Sobre todo es una jugada inesperada, que además permite mantener las chances de poder atacar al no perder el alfil de c2.

 

           Ni siquiera Tarrasch pudo resistirse a comentar esa jugada, aunque como casi siempre criticando. El alemán comentó que había sido un sacrificio que no estaba basado en cálculos muy rigurosos. Enevoldsen, ni corto ni perezoso, le dio la razón... genial dentro del tablero y fuera de él. Es simplemente sorprendente, Enevoldsen entrega su torre en el lado más apartado del tablero, tal vez con la intención de alejar al alfil de la defensa del enroque. Esta es una gran lección para los que tratan de dogmatizar el juego de ataque... lo cual es irrealizable, porque siempre existirán partidas como ésta, donde la intuición y la imaginación son las grandes protagonistas.

           Pero la batalla no había hecho más que empezar, Enevoldsen llevaba el cuchillo entre los dientes y puso sus caballos en movimiento en un baile sincronizado donde los corceles se sacrificaron en distintas casillas y varias veces seguidas. Una secuencia de jugadas que se puede calificar como magnífica y que creo que entra dentro de un plan meticulosamente trazado por Enevoldsen. Tampoco hay que olvidar que enfrente tenía a uno de los mejores jugadores de la historia, gran teórico y siempre difícil de derrotar.

          Tartakower declaró que esta le parecía la mejor partida de los últimos 10 años (1923-1933).

 

 

 

 

 

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