Podemos decir
que Petrosian, en determinadas ocasiones, usó su
talento para destruir y no para crear, algo totalmente
lícito porque el fin de una partida de ajedrez es la
victoria, pero una lástima desde el lado artístico. El
ajedrez es un juego tan profundo que permite distintos
modos de jugar, pero como en otros deportes los
aficionados prefieren el juego de ataque y las partidas
recordadas con el paso de los años siempre serán las
que tengan inesperados sacrificios de pieza.
La maniobra ideada por Petrosian en esta partida es muy imaginativa, la
entrega de la dama derriba la principal defensa negra y
permite la entrada en acción del alfil, que actua como una
tenaza que se cierra cortando la retirada al rey rival.
El cerco queda cerrado y el mate, aunque parezca
increíble por la diferencia de material, es imparable.
Seguro que Pachman, tras la entrega de la dama, se
quedó como un boxeador que acaba de recibir un directo
en toda la cara: noqueado y sorprendido.
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