La edición del torneo de Linares de 2001 fue un auténtico
paseo militar para Gary Kasparov: finalizó primero con
7'5 puntos, mientras el resto de sus rivales empató con
4'5, (Ver
tabla). Judit
mantuvo su estilo agresivo y lleno de fantasía durante
el torneo y demostró que jamás se amilana ante nadie.
Tras unos primeros años sorprendentes, sobre todo por
su juego, sus resultados fueron mejorando paulatinamente
hasta llegar a su cenit a mediado s de los 90, con
triunfos tan importantes como el logrado en el torneo
internacional de Madrid de 1994: Ver
tabla.
Sus resultados la catapultaron hasta los 10 primeros
puestos del ranking FIDE y los torneos más importantes
del mundo, Linares incluido, comenzaron a invitarla. Sin
duda, algo excepcional. Era la primera mujer que lograba
colarse en el complicado mundo del ajedrez de élite,
aunque no fueron pocos los Grandes Maestros que se
opusieron y jugaron al límite contra ella: Kasparov
llegó a declarar que las hermanas Polgar eran como
perros amaestrados.
Judit
Polgar posando con el trofeo del torneo de Madrid 1994
Pero Judit se ganó la admiración del mundo del ajedrez
por su forma de jugar, siempre al ataque, siempre en
busca de complicaciones y creando sin cesar. Realmente
esta es una concepción del juego que no abunda hoy en día
y mucho menos en un torneo tan importante como lo era
Linares. Además, hacerlo ante el imbatible Kasparov
hace que la partida cobre otra dimensión superior. Al
ver el respeto con el que juegan los rivales de Carlsen
en el torneo de candidatos, por no llamarlo miedo o
pavor, se echa de menos a personalidades como la de
Judit. Carlsen inspira terror, aunque el juego que está
desplegando durante el torneo no debería dar para
tanto. Apenas arriesga nada y suele mantener una actitud
expectante... de momento le está funcionando de
maravilla, aunque los que le han apretado le han puesto
en serios apuros y al menos han conseguido no ser
derrotados.
Esta partida representa algo más que una forma de
jugar, refleja un modo de entender la vida. Se nota que
Judit se sentía a gusto en la posición y por eso
decidió liarlo todo a base de combinaciones. Por
momentos las blancas parecen mejor, pero al poco parecen
estar peor, en un vaivén típico de las partidas de
corte táctico. Kasparov no debió de verlo claro, ya
que cayó en serios apuros de tiempo que fueron
aprovechado por Judit para seguir complicando todo y
poner contra las cuerdas al número 1 del mundo.
Finalmente, Kasparov logró salvarse con un jaque
continuo cuando su rey se encontraba bajo el acoso de
las piezas blancas. No es fácil encontrar partidas
donde Kasparov se encuentre desorientado y temeroso...
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