Esta partida se disputó en la última ronda del torneo
de Helsinki. Ragozin había llegado a esta ronda
encabezando la clasificación, aunque empatado con
Georgy Lisitsin, por lo que aconteciese en esta
partida decidiría el destino del torneo. Un triunfo en
un torneo extranjero era muy importante para un
jugador soviético, ya que significaba que sus
dirigentes le enviarían a más torneos fuera del país. Por este motivo resulta increíble como
discurrió la partida: con todo lo que había en juego,
en el tablero se planteó una lucha con golpes continuos desde la entrega de peón inicial.
Ragozin fue asestando un golpe tras otro, sin temblarle
el pulso, hasta lograr una brillante victoria que le
aupó al primer puesto en solitario (Ver
tabla) y que además le
reportó el Premio de belleza del torneo. Tras visionar muchas partidas de Ragozin, me parece que es uno de los jugadores de estilo más
original que he visto.
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