Eran otros tiempos, la apertura se jugaba según las
inspiración de cada cual y era habitual cometer
errores. Ésta es la primera partida, al menos que yo
recuerde, en que se introduce el sacrificio de las dos
torres para alejar a la dama enemiga de la defensa de su
rey. Lo que sigue es la típica caza al rey, se conduce
a esta pieza al centro del tablero donde será
vulnerable al ataque del resto de piezas blancas.
En aquella época no existían ajedrecistas
profesionales, Bowdler además de jugar al ajedrez era médico
de profesión. Además fue escritor, bueno, más bien
reescritor, ya que se dedicó a reeditar obras de
Shakespeare y Gibbon dándoles un toque más puritano.
Hay que decir que por esto último logró más fama que
en los tableros, pero al menos nos legó una partida tan
bella como ésta.
Nos han llegado pocas partidas suyas, en aquella época
no existían torneos y los jugadores se limitaban a
jugar matches o partidas de café, por lo que la gran
mayoría de ellas se han perdido. Se sabe que llegó a
disputar un match contra el mítico Philidor, en el que
lógicamente fue derrotado a pesar de que el francés le
dio ventaja de un peón y un movimiento.
Su rival en esta partida era un completo desconocido en
el mundo del ajedrez, pero no en el mundo militar. Henry
Seymour Conway fue un general del ejército inglés, que
más tarde se convirtió en diplomático de Gran
Bretaña. Descendía de una familia de la realeza y
suponemos que el ajedrez era uno de sus pasatiempos
favoritos, ya que si osó enfrentarse a Bowdler debía
de tener un cierto nivel de juego. |