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 Mejores partidas

Acrobacias sin red

Funambulista con la luna de fondo

Rowley, Adam Clarke - Skipworth, Arthur

Grantham 1878

1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 4.Aa4 Cf6 5.0–0 Cxe4 6.Te1 d5 7.d4 b5 8.Ab3 Ag4 9.h3 Axf3 10.gxf3 Cg5 11.dxe5 Cxh3+ 12.Rg2 Ce7 13.Rxh3 c6 14.Rg2 Cf5 15.e6 Ch4+ 16.Rf1 Ab4 17.c3 0–0 18.cxb4 fxe6 19.Txe6 Dd7 20.De2 Tae8 21.Txe8 Txe8 22.Ae3 Dh3+ 23.Re1 Cxf3+ 24.Rd1 Dh1+ 25.Rc2 Cd4+ 26.Rd2 Cxe2 27.Rxe2 Rh8 28.Rd2 d4 29.Axd4 Td8 30.Rc3 De1+ 31.Cd2 Dxa1 32.Cf3 Dc1+ 33.Ac2 Df4 34.Ad1 a5 35.a3 h5 36.b3 axb4+ 37.axb4 h4 38.Ae3 Dd6 39.Ac2 Df6+ 40.Cd4 De5 41.Ad1 h3 42.Af3 h2 43.Axc6 Txd4 44.Axd4 De1+ 0–1

       

Después de 12.Rg2                  Después de 17.c3                   Después de 43.Axc6

Visor

Premio de belleza del torneo

  

Arthur Skipworth

           Son varios los jugadores de finales de siglo XIX que compaginaron su arte en el tablero con otras profesiones. Ese es el caso del reverendo Arthur Skipworth, que cuando no se encontraba atendiendo a sus feligreses sólo tenía en mente los movimientos de alfiles y torres por el tablero.

          Skipworth tuvo una gran actividad en los torneos de Inglaterra, aunque jamás jugó un torneo fuera de las islas. Durante la edad media era habitual que en el clero se jugase al ajedrez, tradición que se transmitió de generación en generación. En aquellos tiempos el pueblo llano no tenía acceso al ajedrez, privilegio casi exclusivo de la corte y de los clérigos. Por fortuna eso ha cambiado y en la actualidad cualquiera puede jugar al ajedrez, de hecho somos cientos de millones los que lo hacemos, teniendo en Internet un importante punto de reunión.

 

           Este reverendo, cuyos resultados en torneos no pasaron de ser mediocres, jugó una de las partidas más memorables de la historia del ajedrez. Una partida temeraria con un ataque contra el enroque rival con casi todas las piezas sin desarrollar, en definitiva, corriendo muchos riesgos, como un acróbata que trabajase sin red. De este modo sólo se podía jugar en el siglo XIX, es ciertamente impensable que esta partida pudiese datar del siglo XX, ambos jugadores hubiesen tomado muchas más precauciones en su juego.

           La partida corresponde a un torneo de aficionados. Como curiosidad decir que su rival, A. C. Rowley, también era reverendo... un duelo desde lo alto del púlpito.

 

 

 

 

 

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