Este reverendo, cuyos resultados en torneos no pasaron
de ser mediocres, jugó una de las partidas más
memorables de la historia del ajedrez. Una partida
temeraria con un ataque contra el enroque rival con casi
todas las piezas sin desarrollar, en definitiva,
corriendo muchos riesgos, como un acróbata que
trabajase sin red. De este modo sólo se podía jugar en
el siglo XIX, es ciertamente impensable que esta partida
pudiese datar del siglo XX, ambos jugadores hubiesen
tomado muchas más precauciones en su juego.
La partida corresponde a un torneo de aficionados. Como curiosidad decir que su rival, A. C. Rowley,
también era reverendo... un duelo desde lo alto del
púlpito.
|