Von Bardeleben no supo asimilar bien la derrota y no
llegó a abandonar en la partida, simplemente se
levantó de su silla y abandonó airado la sala, sin dar
la mano a su rival, gesto obligatorio con el que se
acepta la derrota y se decide no seguir jugando.
Steinitz se quedó sentado observando la posición, tal
vez pensando en su dificultosa y larga carrera, mientras
el público le rendía una atronadora salva de aplausos.
"Esta
fue la última expresión de un sueño, en el que toda
la brillantez, grandeza
y felicidad, imaginadas en su juventud, se dieron cita
en un cálido 17 de Agosto de 1895, el día en que
ganó la partida más brillante de su vida".
Hannak, biógrafo de Steinitz
"El
destronado monarca de 59 años ganó una partida
deslumbrante, que obtuvo el primer premio de
belleza. Hasta aquel momento su oponente llevaba
7'5/9 en el Torneo". Gary Kasparov |