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Akiba Rubisntein tenía talento para haber llegado a las
cimas más altas del ajedrez, pero un cúmulo de
desgraciadas circunstancias se lo impidieron. Era un
jugador de estilo universal, es decir, dominaba todo los
aspectos del juego, podía ser brillante y combinar, o
jugar con precisión una partida posicional. También es
recordado por su maestría a la hora de disputar los
finales de partida.
La partida nos muestra un dominio magistral de la pareja
de alfiles, piezas que resultarán decisivas en el tramo
final y que permitirán a Rubinstein hacer una de las
combinaciones más espectaculares de todos los tiempos.
Quién no se puede enamorar del ajedrez con semejantes
partidas. |