El autor de esta Inmortal es poco conocido, aunque
no tanto en su país, Uruguay. Luis Lisandro Roux Cabral
fue campeón de Uruguay y representó a su país en 3
Olimpiadas bastante distantes en el tiempo (1939, 1964 y 1966). Además firmó esta
espectacular partida en la que realizó una entrega de
pieza tras otra para terminar firmando uno de los remates más
bellos de la historia del ajedrez... tanto, que se ha
ganado un sitio en el privilegiado y selecto grupo de
las Inmortales, un rincón que también puede ser
catalogado como polémico, ya que no resulta sencillo
excluir determinadas partidas que tal vez merecerían
estar al lado de las inmortales. Cabral no cuajó un
buen torneo en esta ocasión (ver
tabla),
aunque se convirtió en la sensación de la competición
tras conseguir crear una verdadera obra de arte, algo
que ocurre en pocas ocasiones dentro de un tablero de
ajedrez.
Cabral fue un personaje curioso. Era un bohemio
convencido y como tal vivía, llegando a renunciar a los
privilegios que le brindaba el proceder de una familia
acomodada. Los bohemios creen en su estilo de vida, no
trabajan, cultivan su mente dando gran importancia a
todas las disciplinas artísticas y suelen pasar
constantes penurias económicas en busca de vivir su
gran sueño, alejándose de los deseos materiales que
suelen perseguir el resto de los mortales. Cabral vivió
de este modo durante casi toda su existencia, llegando a
abandonar a su familia para perseguir esta forma de vida
que está prácticamente olvidada en la actualidad. Su
amor por esta manera de vivir le llevó a rechazar una
jugosa oferta proveniente de Cuba en la que se le
proponía ser profesor de ajedrez, un puesto estable y
bien remunerado por el que no mostró ningún interés.
Cabral prefirió regresar a Montevideo y dejar discurrir
su vida pasando las horas en cafés donde podía
disfrutar de entretenidas tertulias, ampliar su cultura
a través de la lectura y jugar al ajedrez, en ocasiones
a cambio de unas pocas monedas con las que ir saliendo
al paso.
Como jugador de ajedrez fue brillante y agresivo, aunque
su estilo se fue suavizando con el paso de los años
(como ha ocurrido a un gran número de jugadores) hasta
convertirse en un jugador meramente práctico. Detrás
de su aspecto descuidado, con una larga barba, se
escondía una persona sumamente culta e inquieta, cuyos
destellos de inteligencia nunca pasaban desapercibidos.
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