El ajedrez es un juego de emboscadas, de planes retorcidos,
en el que en muchas ocasiones nada es lo que parece
ser. Hay partidas donde se intenta ser más astuto que el
rival, engañarle, aturdirle, porque una partida va más allá de
los conocimientos adquiridos por los jugadores. Esta partida es un buen
ejemplo de lo expuesto: las blancas se pusieron una piel
de cordero por encima y esperaron agazapadas a que llegase su
momento. Y la piel de cordero se fabricó a través de una jugada
genial con la que Reshko permitió que su rival coronase
en pleno medio juego, teniendo dos damas sobre el
tablero... pero la segunda dama se quedó recluida en un lugar solitario donde nada
ocurrirá durante el resto de la partida, por lo que la
desventaja era menor de lo que parecía en un primer
momento.
El plan de Reshko no era sencillo de ejecutar y sólo se
podía llevar a cabo jugando con gran energía, apretando sin
cesar, y realmente lo consiguió, utilizando casi todas
sus piezas en un ordenado y contundente ataque. Una
partida sorprendente. |