El ajedrez tiene varias características que lo
diferencian del resto de deportes. Una de ellas es que
cualquier jugador, aunque sea totalmente desconocido,
puede alcanzar la gloria y cierta celebridad jugando una
gran partida. Si las jugadas tienen la suficiente
brillantez, podrán aparecer en algún libro, sin
importar el nombre del ajedrecista, lo que perpetuará
su creación y permitirá que sea conocida por los
aficionados de distintas épocas.
Este es el caso de esta partida, en la que ninguno de
los dos contendientes es conocido, de hecho sólo
quedaron registrados sus apellidos. Sin embargo, poco
importa su origen, el ataque es brillante y estético,
basado en la pésima situación del rey en el centro y
el incordio que supone el peón de d6. Los golpes son
asestados en el momento justo y en el lugar apropiado, sin
dar un sólo respiro al rival, toda una demostración de
cómo atacar con energía. |