Las partidas en las que se entrega mucho material a
cambio de conseguir varios peones pasados y enlazados
son apasionantes. Suelen estar rodeadas de
incertidumbre, ya que son posiciones de doble filo que
se pueden inclinar hacia cualquier lado. Ivanov entrega
casi todo, pero a cambio consigue una masa de 4 peones que enfrente
sólo tiene un abismo hacia el que deben correr. Los
peones se convertirán en una poderosa cohorte imposible
de detener que inclinará la victoria del lado de las
blancas, dando la razón en este caso al célebre
Philidor: "los peones son el alma del
ajedrez".
Igor
Ivanov (1989)
Igor Ivanov nació en Leningrado y llegó a ser uno de
los jóvenes más prometedores de la URSS a finales de
los años 70. Sin embargo, no se sentía a gusto dentro
del clima que reinaba en el país, situación que
cambiaría en 1980 durante su participación en el Memorial Capablanca
'B' de La Habana. Durante el viaje de vuelta, el avión que
debía llevarle de vuelta a Moscú realizó un
aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto de Gander
(Canadá), momento que Ivanov aprovechó para fugarse
por el convencional método de salir corriendo a toda
prisa por la
pista del aeropuerto. Junto a los
jugadores soviéticos viajaban varios agentes del KGB,
que le persiguieron intentando que regresase al avión.
Finalmente Ivanov triunfó en su huida, pidió asilo
político y se instaló en Canadá. A partir de ese
momento jugó bajo la bandera del país que le había
acogido, aunque, al igual que le ocurrió a la mayoría
de maestros soviéticos exiliados, su carrera se
terminó diluyendo sin llegar a destacar demasiado en el
concierto internacional.
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