Por su carácter y por lo difícil que resultaba
derrotarle, Steinitz se convirtió en el ogro de la
segunda mitad del siglo XIX. En esta partida Walter
Grimshaw, más conocido en el mundo del ajedrez por los
estudios artísticos que compuso, le barrió del tablero
en una trepidante miniatura. El ataque es de manual,
sacrificio en el centro para aprovechar la mala situación
del rey sin enrocar.
Sin embargo la sombra de una duda planea sobre esta
partida. Steinitz escribió un artículo en el que
especificaba que esta partida fue un fraude, ya que
nunca había sido derrotado por Grimshaw... cuando los
acontecimientos están tan lejanos en el tiempo, resulta
imposible poder conocer la verdad con exactitud. |