Parecía que la inagotable factoría soviética había
producido una nueva estrella del ajedrez. Y es que Lev
Psakhis obtuvo el triunfo en el siempre complicado
campeonato de la URSS, en el año
1980, sin ni
siquiera ostentar el título de MI. Cuando repitió
triunfo al año
siguiente, empatado ni más ni menos que con Kasparov,
no fueron pocos lo que pensaron que este jugador podría
dar mucho que hablar, incluso en el campeonato del
mundo.
Pero Psakhis no pudo confirmar estos buenos augurios, de
repente sus resultados decayeron y poco a poco fue
desapareciendo de la primera plana mundial, para
terminar jugando torneos de poco nivel. Finalmente se
estableció en Israel, pasando a jugar la mayoría de
torneos en ese país. No todas las historias del ajedrez
pueden ser perfectas, estamos ante un deporte muy duro a
nivel emocional que puede acabar con cualquiera.
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