Una de las cosas que más me fascinaron cuando conocí
el ajedrez, fue como algunas partidas pueden representar
fielmente situaciones de la vida real. Esto ocurre con
esta partida de Tahl, que no conocía y que descubrí
hace unos días, en la que parece estar representándose
una batalla real. Desde el inicio del medio juego pueden
ver ataques, contraataques y repliegues de las tropas
(que tal vez es lo más inusual en una partida de
ajedrez).
Es curioso como Tahl retira sus piezas de las posiciones
de ataque, ya que se da cuenta de que ya no existe
posibilidad de victoria, y busca el triunfo en un final
donde está mejor. Es como si un ejército que está
asediando una fortaleza de repente se retira y
simplemente asedia desde la distancia. A esta maniobra
le precedió un ataque salvaje contra el enroque, una
lección de como abrir espacios y aprovecharlos con
rapidez y eficacia.
Mikhail
Tahl
(1974)
La partida es muy representativa de como 'Misha' Tahl
entendía el ajedrez. Simplemente sembraba el caos en el
tablero, aunque su rival se esforzase por llevar el
juego al terreno posicional. Siempre se sacaba alguna
jugada sorprendente de la chistera y de repente todo
estaba patas arriba; ese era el momento en el que sus
rivales se extraviaban y donde el mago de Riga se
orientaba incluso con los ojos cerrados. Esto demuestra
que hay otra forma de jugar al ajedrez, con imaginación
y talento se puede huir de los dogmatismos y lograr que
este deporte sea entretenido. Jugadores como Tahl son
únicos y probablemente irrepetibles... el mundo del
ajedrez, informatizado y previsible, le echa de menos
más que nunca.
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