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Cuando el ajedrez es un fiel reflejo de la realidad

Napoleón a caballo oteando el horizonte desde una colina, A su alrededor sus tropas

Tahl, Mikhail - Stean, Michael

Moscú 1975

1.Cf3 Cf6 2.c4 c5 3.Cc3 e6 4.g3 d5 5.cxd5 exd5 6.d4 Cc6 7.Ag2 Ae7 8.0–0 0–0 9.Ag5 cxd4 10.Cxd4 h6 11.Ae3 Te8 12.Db3 Ca5 13.Dc2 Ag4 14.h3 Ad7 15.Tad1 Tc8 16.Cf5 Af8 17.Axd5 Te5 18.Cxh6+ gxh6 19.Dg6+ Rh8 20.Axf7 Tc6 21.Td5 De7 22.Ad4 Cc4 23.f4 Ag7 24.Axe5 Cxe5 25.Txe5 Df8 26.Ab3 Cg4 27.Dd3 Cxe5 28.fxe5 Dc5+ 29.Rh2 Ae8 30.e6 Td6 31.De4 1–0

Después de 17...Te5

 

          Una de las cosas que más me fascinaron cuando conocí el ajedrez, fue como algunas partidas pueden representar fielmente situaciones de la vida real. Esto ocurre con esta partida de Tahl, que no conocía y que descubrí hace unos días, en la que parece estar representándose una batalla real. Desde el inicio del medio juego pueden ver ataques, contraataques y repliegues de las tropas (que tal vez es lo más inusual en una partida de ajedrez).

          Es curioso como Tahl retira sus piezas de las posiciones de ataque, ya que se da cuenta de que ya no existe posibilidad de victoria, y busca el triunfo en un final donde está mejor. Es como si un ejército que está asediando una fortaleza de repente se retira y simplemente asedia desde la distancia. A esta maniobra le precedió un ataque salvaje contra el enroque, una lección de como abrir espacios y aprovecharlos con rapidez y eficacia.

Mikhail Tahl (1974)

          La partida es muy representativa de como 'Misha' Tahl entendía el ajedrez. Simplemente sembraba el caos en el tablero, aunque su rival se esforzase por llevar el juego al terreno posicional. Siempre se sacaba alguna jugada sorprendente de la chistera y de repente todo estaba patas arriba; ese era el momento en el que sus rivales se extraviaban y donde el mago de Riga se orientaba incluso con los ojos cerrados. Esto demuestra que hay otra forma de jugar al ajedrez, con imaginación y talento se puede huir de los dogmatismos y lograr que este deporte sea entretenido. Jugadores como Tahl son únicos y probablemente irrepetibles... el mundo del ajedrez, informatizado y previsible, le echa de menos más que nunca.

 

 

 

 

 

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