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 La imaginación del brujo no conocía límites

Vanguardia de un tercio español, con lanceros y arcabuceros

Los peones de Bronstein fueron tan temibles como este tercio español

Bronstein, David - Rojahn, Ernst

Olimpiada Moscú 1956

1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ac4 Cf6 4.Cg5 d5 5.exd5 Ca5 6.d3 h6 7.Cf3 e4 8.dxe4 Cxc4 9.Dd4 Cb6 10.c4 c5 11.Dd3 Ag4 12.Cbd2 Ae7 13.0–0 0–0 14.Ce5 Ah5 15.b3 Cbd7 16.Ab2 Cxe5 17.Axe5 Cd7 18.Ac3 Af6 19.Tae1 Axc3 20.Dxc3 Df6 21.e5 Df5 22.f4 Ag6 23.Ce4 Tab8 24.Df3 Ah7 25.g4 Dg6 26.f5 Db6 27.Dg3 f6 28.e6 Ce5 29.h4 Rh8 30.g5 Tbc8 31.Rh1 Dd8 32.g6 Axg6 33.fxg6 b5 34.d6 Db6 35.d7 Cxd7 36.exd7 Tcd8 37.Cxf6 Dc6+ 38.Dg2 1–0

Después de 7...e4

 

         Bronstein siempre destacó por su imaginación y por sus ganas de innovar en el tablero. Aquí nos da una nueva muestra de su desbordante talento, sacrificando una pieza en plena apertura con la única promesa de dominar el centro. Creo que Bronstein recreó en su mente lo que después iba a ocurrir y ejecutó su plan de forma metódica.

         Lo que hace Bronstein es una osadía, con pieza de menos comienza un avance de peones por todo el tablero, incluidos los de su propio enroque. Con un juego audaz, va estrangulando la posición de su rival con su vanguardia de soldados, que lo van asolando todo a su paso. Las piezas blancas pasaron por encima del enemigo como si de una apisonadora se tratase, demostrando que un simple soldado puede convertirse en el más intrépido héroe. Historias como esta sólo se pueden dar un deporte como el ajedrez.

 

 

 

 

 

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