Esta partida se encuentra entre las más sorprendentes
que he reproducido a lo largo de estos años de rastrear
de forma incansable las bases. Basta con colocar el
tablero tras las jugada 18 de las negras para entender
el por qué:
Maximilian Ujtelky decidió ser original y atrevido en
esta partida, decidiendo saltarse todas las reglas de la
lógica ajedrecística. Situar todos los peones en la
sexta fila resulta muy estético, pero supone un gran
riesgo para el rey y renunciar a varias cosas: dominio
del centro o movilidad de la mayoría de las piezas.
Asumir estos riesgos ante un rival tan peligroso como
Nezhmetdinov da aun más mérito al triunfo logrado por
Ujtelky, que se produjo tras una preciosa lucha de poder
a poder. Estamos ante una demostración de la
creatividad que se puede desarrollar dentro de un
tablero de ajedrez, la cual tiene cada vez menos
importancia en los tiempos actuales, aunque nunca podrá
ser desterrada del tablero por completo.
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